- Otro video desaparecido: el de la decapitación
- Accidentes aislados o programas oficiales
- La Casa Blanca, autorreferencial
EL FRAGMENTO DE video en el que unos animales
encapuchados le cortan la cabeza al joven Nick Berg fue censurado en casi todos
los sitios noticiosos de Internet. Lo ofrecía Yahoo con la advertencia de que “el
contenido puede ser perturbador”, pero el archivo no baja jamás, ya sea por una
saturación de demandas o por una discreta, aunque tardía, determinación de
impedir que esa escena atroz sea presenciada por el público estadunidense. El
sitio nazi denominado Cabal of Doom, que se dedica a glorificar los horrores de
las tropas estadunidenses en Irak y a proponer que la confrontación con el
mundo islámico sea resuelta con el uso de armas nucleares, también afirmó que
había colgado el video, pero éste simplemente no se dejó ver.
COMO PARTE DEL proceso de asimilación de su propia
barbarie, puesta en evidencia en fotos y videos de la tortura regular contra
presos iraquíes, Estados Unidos e Inglaterra debaten las razones que llevaron a
sus muchachos a degradar y a degradarse de esa manera. Se trata de una
discusión un poco inútil porque la respuesta central es obvia: los jóvenes
violadores, torturadores y asesinos que posan sonrientes junto a sus
martirizados trofeos humanos llegaron a lo que llegaron porque participan en la
operación intrínsecamente inmoral de la devastación y sometimiento de un pueblo
y porque no hay manera de sojuzgar un país sin recurrir a la guerra
sucia, es decir, sin atropellar en forma masiva y programada los
derechos humanos de los sojuzgados. Parece increíble que, a estas alturas, el
grueso de los estadunidenses ignore que su país ha sido un proveedor histórico
de técnicas ilegales de interrogatorio de prisioneros. Muchos militares
latinoamericanos, asiáticos y africanos aprendieron a torturar en los centros
de entrenamiento castrense de las fuerzas armadas de Estados Unidos y ese país
ha sido, durante dos siglos, un importante centro de operación de mercenarios
curtidos en el arte de arrancar alaridos, confesiones, dientes, ojos, dedos y
vísceras a sus infortunadas víctimas. El arquetipo de soldado de fortuna que
nace con el personaje histórico de William Walker, en el siglo XIX, y que
culmina con la caricatura de Boogie el Aceitoso, a finales del
XX, es tan estadunidense como el pay de manzana.
EL GENERAL ANTONIO Taguba ofreció ayer al Senado una
explicación más dulce que el pay de manzana sobre los sucesos de Abu Gharib:
fueron consecuencia, dijo, de una “falla en la cadena de mando”. Lynndie
England y otros efectivos estadunidenses acusados de maltratar prisioneros
iraquíes, como la sargento de la Policía Militar Sabrina Haram, alegan sin
embargo que actuaron por órdenes superiores de oficiales de inteligencia.
Además, desde George W. Bush para abajo, los altos funcionarios de Washington
vinculados a la ocupación de Irak conocían, desde hace mucho tiempo, las
atrocidades en Abu Gharib.
EL 8 DE MAYO, en una nota de David Leigh publicada
en The Guardian, se informa que “la humillación sexual (...)
no fue un invento de guardias insubordinados sino parte de un sistema de
maltrato y degradación empleado por soldados de fuerzas especiales que ahora
está siendo difundido entre tropas ordinarias y contratistas (...) Las técnicas
provienen de un sistema llamado R2I (Resistance to interrogation: resistencia
al interrogatorio), que formó parte del entrenamiento de militares ingleses y
estadunidenses en una base de Ashford, Kent, en el cristiano, civilizado y
democrático territorio de Gran Bretaña. De acuerdo con las fuentes militares
británicas citadas por Leigh, las agresiones sexuales, la degradación y la
desnudez es uno de los métodos conocido en ambos lados del Atlántico como “prolongación
del shock de captura”, y en las sesiones de entrenamiento se
usaba a guardias mujeres para burlarse sexualmente de los prisioneros hombres.
http://www.guardian.co.uk/uk_news/story/0,3604,1212150,00.html
EL PASADO 10 de mayo Al Jazeera, por su parte, dijo,
citando al funcionario palestino Hisham Abd al-Razzaq, que en Abu Gharib “los
estadunidenses copiaron las técnicas israelíes” de tortura. Talab al-Sanai,
legislador árabe-israelí, dijo por su parte a la televisora qatarí que “hay
muchos torturadores expertos israelíes que están transfiriendo a los
estadunidenses su experiencia acumulada en 37 años de torturar y maltratar
palestinos”. Un ex coronel iraquí que pasó por el centro de detención y que fue
posteriormente entrevistado por Libération destacó que los
tormentos forman parte de un sistema bien aceitado en el que participan desde
el jefe de la unidad hasta los rasos, y en el cual hay incluso “soldados
especializados en sodomizar” a los cautivos.
LA SEMANA PASADA, en su comparecencia ante un comité
del Congreso estadunidense, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se veía
abatido por la evidencia de las atrocidades perpetradas por sus muchachos. Pero
anteayer se divulgó una encuesta según la cual menos de la tercera parte de los
estadunidenses consideraba que el funcionario debía renunciar o ser despedido
por el escándalo de Abu Gharib. Como resultado directo, Rumsfeld se envalentonó
y se puso a defender las técnicas militares de interrogación empleadas en Irak
como la privación de sueño, los “cambios en la dieta” de los prisioneros y la
colocación de los cautivos en “posiciones de estrés”. En suma, Rumsfeld abogó
por prácticas que forman parte de lo que se conoce como tortura.
EL 8 DE OCTUBRE del año pasado, en una gala del Partido
Republicano celebrada en el Washington Hilton, Bush proclamó: “Irak está libre
de cuartos de violación y cámaras de tortura”. Unos días antes, el sitio
oficial de la Casa Blanca colgó una sección titulada “Historias de la
brutalidad de Saddam”, en la que se recogen testimonios de las torturas
practicadas en las prisiones del depuesto dictador. ¿Sería en esa página donde
se inspiraron los oficiales estadunidenses a cargo de Abu Gharib?
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