20.5.04

Los motivos de Lynndie

  • Ordenes superiores y fantasías sexuales
  • Mercado del dolor
  • El fin de la tortura

LA SOLDADO LYNNDIE England es la muchacha de uniforme y pelo corto que aparece en las gráficas infames de las torturas en Abu Ghraib. Gracias a ello es, junto con Letizia Ortiz y Sonia Gandhi, una de las mujeres más famosas del momento internacional. Algunos medios de su país la describen como la “anti Jessica”, en referencia a la soldado de apellido Lynch que fue llevada al estrellato y al heroísmo mediante una construcción propagandística del Pentágono en los tiempos remotos --marzo de 2003-- en que la invasión de Irak parecía ser la primera y única fase de la guerra: el vehículo en que viajaba Jessica sufrió un serio accidente, la militar resultó con los huesos rotos, fue trasladada a un hospital y allí permaneció, bajo el cuidado de médicos y enfermeras iraquíes, hasta que una escuadra del ejército gringo llegó por ella sin que nadie objetara nada, en una misión que fue disfrazada de rescate a balazos en medio de la noche.

AMBAS MUCHACHAS SON originarias de Virginia Occidental, tienen aproximadamente la misma edad y se han vuelto los símbolos de las dos caras --la propagandística y la real-- de la guerra contra Irak. Lynndie es razonablemente más fea que Jessica y, a juzgar por los indicios, mucho menos avispada. Jessica le sacó un millón de dólares a su aventura --el adelanto de regalías por su biografía, publicada a finales del año pasado-- y luego se dio el lujo ético de declarar que esa guerra no debió haber ocurrido nunca y de acusar de inmoral al Pentágono por haber distorsionado su experiencia. Lynndie, en cambio, encara una corte marcial en Fort Bragg y sigue sin entender qué tiene de malo lo que hizo. En días pasados su madre, la señora Terry England, declaró que se sentía muy orgullosa de su hija y que no veía en sus actividades en Abu Ghraib más que “cosas estúpidas, cosas de niños”.

A TONO CON ESA banalización, y aunque anteriormente había asegurado que participó por órdenes superiores en las torturas a los presos iraquíes, Lynndie dijo de sus víctimas: “creíamos que se veían graciosos, así que les tomamos fotos” mientras eran obligados a masturbarse o cuando eran arrastrados por el suelo o en los momentos en que eran amontonados como pollos en el mercado.

http://www.baltimoresun.com/news/nationworld/iraq/balte.md.soldier30apr30,1,4237151.story
http://www.elmundo.es/elmundo/2004/05/16/internacional/1084689082.html

TAL VEZ NO HAYA contradicción entre ambas declaraciones. Al maltratar a los cautivos, Lynndie y su novio, el cabo Charles A. Graner, cumplieron órdenes superiores y programas específicos de tortura aprobados en secreto por Donald, Condoleezza y George, pero posiblemente encontraron, además, que era muy gratificante y placentero cumplirlas. Más aun, pienso que los reglamentos para interrogar iraquíes encajaban muy bien en las fantasías sadomasoquistas incrustadas en el imaginario sexual de Estados Unidos y de otros países occidentales por un aparato comercial muy dinámico que ha convertido todas las expresiones imaginables del erotismo --tanto las moralmente aceptables como las que se consideran parafilias o perversiones-- en productos de entretenimiento. En la foto que sigue, la escena de la derecha --Lynddie arrastrando a un prisionero iraquí-- le ha dado la vuelta al mundo; la de la izquierda, menos conocida, es propiedad de la empresa CyberNet Entertainment, con sede en San Francisco, que ofrece escenificar las fantasías de sus clientes y que cuenta con una variada gama de servicios en sus vertientes activas y pasivas: esclavitud, dominación/sumisión, electroestimulación, penetraciones anales y azotes, con tarifas que van de 150 a 500 dólares por sesión de entre una y cuatro horas, dependiendo de la especialidad.


Entre ambas escenas hay una hermandad inquietante. La foto del prospecto comercial pareciera, de algún modo, el deber ser en que se inspira la realidad carcelaria.

EN UN RECORRIDO rápido por el mercado internético del sexo doloroso es posible descubrir cuantiosas y radicales apologías de la tortura, así como precursores comerciales de los interrogatorios comunes en la prisión de Abu Ghraib y de sabe Dios cuántos centros de detención para los “enemigos de la libertad”. Uno de los sitios más perturbadores es la Galería de Fantasías Médicas, animado por un tal “Dr. Rich” (richd1125@yahoo.com), quien firma el siguiente mensaje de bienvenida: “este es un sitio de fotos gratis para quienes tienen fantasías con ser cuidados en un hospital mientras se encuentran inmovilizados con vendajes, moldes plásticos o aparatos ortopédicos”. Muchas de las imágenes, sin embargo, sólo pueden ser descritas como escenas de tortura clínica.

http://medfantasies.tumblr.com/

LA TRISTEMENTE CÉLEBRE fotografía del prisionero iraquí encapuchado, conectado a cables eléctricos y parado en una angosta caja, parece la culminación del sueño de un aficionado al deporte erótico conocido como electroestimulación, actividad que ofrece un mercado suculento a una media docena de compañías fabricantes de electrodos, cajas de toques, dildos de corriente alterna y otros aparatos sofisticados de manifiesta ambigüedad: puestos sobre una cama de motel son juguetes sexuales, pero transportados a una prisión son instrumentos de tortura. Paradise Electro Stimulations (PES), empresa que tiene como lema “Llevar la sexualidad humana al siglo XXI”, explica que “el sexo eléctrico es un método de estimulación que involucra el uso de señales electrónicas de bajo voltaje para estimular los nervios de los órganos sexuales”. ElectroSex, compañía que pregona “el orgasmo definitivo”, ofrece, por 100 dólares, tres manuales para “...redireccionar a los genitales las señales eléctricas (de un aparato de sonido) que normalmente van hacia las bocinas...”


http://funproducts.com/shopsite_sc/store/html/electro.html
http://www.folsomelectric.com/
http://www.sextek.com/
http://www.peselectro.com/
http://www.sexelectric.com/

TENGO LA IMPRESIÓN de que la astronómica actividad comercial en torno al dolor incubó en los jóvenes torturadores de Abu Ghraib una suerte de valores aspiracionales que, a su vez, les permitieron cumplir de manera fluida y placentera con las órdenes superiores. Esa impresión se consolida en una somera búsqueda de aproximaciones al concepto de sadismo. La enciclopedia de las prácticas sexuales inusuales define sadismo como “empoderamiento y excitación derivados de lastimar a otros”. Del sadismo se dice que se manifiesta como “fantasías recurrentes, de intensa excitación sexual, o conductas que implican actos (reales, no simulados) en los que el sufrimiento sicológico o físico (incluida la humillación) de la víctima resulta sexualmente excitante para la persona” y que “causa ansiedad clínicamente significativa o daño en el desempeño social u ocupacional”. Otra aproximación al fenómeno destaca que “individuos con esta parafilia utilizan fantasías sexuales, propuestas o conductas que impliquen imposición de dolor, sufrimiento o humillación para incrementar o culminar su excitación sexual”.

http://www.odd-sex.com/index.htm
http://psychcentral.com/disorders/sx90.htm
http://www.behavenet.com/capsules/disorders/sexsadismTR.htm

POR SU PARTE, los círculos de adeptos a ese amplio mercado popularmente conocido arriba del río Bravo como BDSM (bondage & discipline, dominance & submission, sadism & masochism, es decir, esclavitud, disciplina, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo), y que conforman el mercado de los productos y servicios arriba mencionados, sostienen que sus aficiones a sentir e infligir dolor no es igual que las definiciones siquiátricas: “están asociadas con el dolor (...) pero éste es sólo una clase de sensaciones empleadas; más aun, algunos estímulos que normalmente serían percibidos como dolor, resultan asimilados de manera diferente por algunos participantes de actividades BDSM”.

EN EL SENO DE la Organización Nacional de Mujeres (NOW, National Organisation of Women) de Estados Unidos ha surgido un debate en torno a las actividades S&M, las cuales, en un documento oficial del grupo (Lineamiento de los derechos de las lesbianas) son consideradas “un asunto de explotación y violencia, no afectivo/sexual o de preferencia/orientación”. Un grupo disidente de la NOW plantea que el S&M “seguro, sano y de común acuerdo” es una orientación como cualquier otra y recuerda que “en la década pasada el movimiento lésbico-gay ha enarbolado el derecho de los practicantes de S&M de participar y codirigir la lucha por los derechos humanos y civiles”. El llamado concluye que “la libertad de expresión sexual entre adultos con consentimiento es un derecho humano fundamental, independientemente de que la persona sea lesbiana, gay, heterosexual, bisexual o transgénero”.

THE BALTIMORE SUN consigna que los conservadores han adoptado a Lynndie England --quien tiene un embarazo de cinco meses-- como prueba de que no debe permitirse que las mujeres se desempeñen en funciones de combate, ya que, en su lógica, las gestaciones pueden interferir con la disponibilidad militar, y que las relaciones sexuales entre la tropa afectan la disciplina. Argumentos hay para todo. El enigmático sumario que promete, en el encabezado de esta columna, “el fin de la tortura” significa, simplemente, que no atormentaré más a los lectores con el asunto y que con esta entrega doy por concluido el tema de los crímenes de guerra en Abu Ghraib.

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