- Ordenes superiores y fantasías sexuales
- Mercado del dolor
- El fin de la tortura
LA SOLDADO
LYNNDIE England es la muchacha de uniforme y pelo corto que aparece
en las gráficas infames de las torturas en Abu Ghraib. Gracias a ello es, junto
con Letizia Ortiz y Sonia Gandhi, una de las mujeres más famosas del momento
internacional. Algunos medios de su país la describen como la “anti Jessica”,
en referencia a la soldado de apellido Lynch que fue llevada al estrellato y al
heroísmo mediante una construcción propagandística del Pentágono en los tiempos
remotos --marzo de 2003-- en que la invasión de Irak parecía ser la primera y
única fase de la guerra: el vehículo en que viajaba Jessica sufrió un serio
accidente, la militar resultó con los huesos rotos, fue trasladada a un
hospital y allí permaneció, bajo el cuidado de médicos y enfermeras iraquíes,
hasta que una escuadra del ejército gringo llegó por ella sin que nadie
objetara nada, en una misión que fue disfrazada de rescate a balazos en medio
de la noche.
AMBAS MUCHACHAS
SON originarias de Virginia Occidental, tienen aproximadamente la
misma edad y se han vuelto los símbolos de las dos caras --la propagandística y
la real-- de la guerra contra Irak. Lynndie es razonablemente más fea que
Jessica y, a juzgar por los indicios, mucho menos avispada. Jessica le sacó un
millón de dólares a su aventura --el adelanto de regalías por su biografía,
publicada a finales del año pasado-- y luego se dio el lujo ético de declarar
que esa guerra no debió haber ocurrido nunca y de acusar de inmoral al
Pentágono por haber distorsionado su experiencia. Lynndie, en cambio, encara
una corte marcial en Fort Bragg y sigue sin entender qué tiene de malo lo que
hizo. En días pasados su madre, la señora Terry England, declaró que se sentía
muy orgullosa de su hija y que no veía en sus actividades en Abu Ghraib más que
“cosas estúpidas, cosas de niños”.
A TONO CON ESA banalización,
y aunque anteriormente había asegurado que participó por órdenes superiores en
las torturas a los presos iraquíes, Lynndie dijo de sus víctimas: “creíamos que
se veían graciosos, así que les tomamos fotos” mientras eran obligados a
masturbarse o cuando eran arrastrados por el suelo o en los momentos en que
eran amontonados como pollos en el mercado.
http://www.baltimoresun.com/news/nationworld/iraq/balte.md.soldier30apr30,1,4237151.story
http://www.elmundo.es/elmundo/2004/05/16/internacional/1084689082.html
TAL VEZ NO HAYA contradicción
entre ambas declaraciones. Al maltratar a los cautivos, Lynndie y su novio, el
cabo Charles A. Graner, cumplieron órdenes superiores y programas específicos
de tortura aprobados en secreto por Donald, Condoleezza y George, pero
posiblemente encontraron, además, que era muy gratificante y placentero
cumplirlas. Más aun, pienso que los reglamentos para interrogar iraquíes
encajaban muy bien en las fantasías sadomasoquistas incrustadas en el
imaginario sexual de Estados Unidos y de otros países occidentales por un
aparato comercial muy dinámico que ha convertido todas las expresiones
imaginables del erotismo --tanto las moralmente aceptables como las que se
consideran parafilias o perversiones-- en productos de entretenimiento. En la
foto que sigue, la escena de la derecha --Lynddie arrastrando a un prisionero
iraquí-- le ha dado la vuelta al mundo; la de la izquierda, menos conocida, es
propiedad de la empresa CyberNet Entertainment, con sede en San Francisco, que
ofrece escenificar las fantasías de sus clientes y que cuenta con una variada
gama de servicios en sus vertientes activas y pasivas: esclavitud,
dominación/sumisión, electroestimulación, penetraciones anales y azotes, con
tarifas que van de 150 a 500 dólares por sesión de entre una y cuatro horas,
dependiendo de la especialidad.
Entre ambas escenas hay una hermandad inquietante. La foto
del prospecto comercial pareciera, de algún modo, el deber ser en que se
inspira la realidad carcelaria.
EN UN RECORRIDO rápido
por el mercado internético del sexo doloroso es posible
descubrir cuantiosas y radicales apologías de la tortura, así como precursores
comerciales de los interrogatorios comunes en la prisión de Abu Ghraib y de
sabe Dios cuántos centros de detención para los “enemigos de la libertad”. Uno
de los sitios más perturbadores es la Galería de Fantasías Médicas, animado por
un tal “Dr. Rich” (richd1125@yahoo.com), quien firma el siguiente
mensaje de bienvenida: “este es un sitio de fotos gratis para quienes tienen
fantasías con ser cuidados en un hospital mientras se encuentran inmovilizados
con vendajes, moldes plásticos o aparatos ortopédicos”. Muchas de las imágenes,
sin embargo, sólo pueden ser descritas como escenas de tortura clínica.
http://medfantasies.tumblr.com/
LA TRISTEMENTE CÉLEBRE fotografía
del prisionero iraquí encapuchado, conectado a cables eléctricos y parado
en una angosta caja, parece la culminación del sueño de un aficionado al
deporte erótico conocido como electroestimulación, actividad que ofrece un
mercado suculento a una media docena de compañías fabricantes de electrodos,
cajas de toques, dildos de corriente alterna y otros aparatos sofisticados de
manifiesta ambigüedad: puestos sobre una cama de motel son juguetes sexuales,
pero transportados a una prisión son instrumentos de tortura. Paradise Electro
Stimulations (PES), empresa que tiene como lema “Llevar la sexualidad humana al
siglo XXI”, explica que “el sexo eléctrico es un método de estimulación que
involucra el uso de señales electrónicas de bajo voltaje para estimular los nervios
de los órganos sexuales”. ElectroSex, compañía que pregona “el orgasmo
definitivo”, ofrece, por 100 dólares, tres manuales para “...redireccionar a
los genitales las señales eléctricas (de un aparato de sonido) que normalmente
van hacia las bocinas...”
http://funproducts.com/shopsite_sc/store/html/electro.html
http://www.folsomelectric.com/
http://www.sextek.com/
http://www.peselectro.com/
http://www.sexelectric.com/
TENGO LA IMPRESIÓN de
que la astronómica actividad comercial en torno al dolor incubó en los jóvenes
torturadores de Abu Ghraib una suerte de valores aspiracionales que, a su vez,
les permitieron cumplir de manera fluida y placentera con las órdenes
superiores. Esa impresión se consolida en una somera búsqueda de aproximaciones
al concepto de sadismo. La enciclopedia de las prácticas sexuales inusuales define
sadismo como “empoderamiento y excitación derivados de lastimar a otros”. Del
sadismo se dice que se manifiesta como “fantasías recurrentes, de intensa
excitación sexual, o conductas que implican actos (reales, no simulados) en los
que el sufrimiento sicológico o físico (incluida la humillación) de la víctima
resulta sexualmente excitante para la persona” y que “causa ansiedad
clínicamente significativa o daño en el desempeño social u ocupacional”. Otra
aproximación al fenómeno destaca que “individuos con esta parafilia utilizan
fantasías sexuales, propuestas o conductas que impliquen imposición de dolor,
sufrimiento o humillación para incrementar o culminar su excitación sexual”.
http://www.odd-sex.com/index.htm
http://psychcentral.com/disorders/sx90.htm
http://www.behavenet.com/capsules/disorders/sexsadismTR.htm
POR SU PARTE, los
círculos de adeptos a ese amplio mercado popularmente conocido arriba del río
Bravo como BDSM (bondage & discipline, dominance & submission, sadism
& masochism, es decir, esclavitud, disciplina, dominación, sumisión,
sadismo y masoquismo), y que conforman el mercado de los productos y servicios
arriba mencionados, sostienen que sus aficiones a sentir e infligir dolor no es
igual que las definiciones siquiátricas: “están asociadas con el dolor (...)
pero éste es sólo una clase de sensaciones empleadas; más aun, algunos
estímulos que normalmente serían percibidos como dolor, resultan asimilados de
manera diferente por algunos participantes de actividades BDSM”.
EN EL SENO DE la
Organización Nacional de Mujeres (NOW, National Organisation of Women) de
Estados Unidos ha surgido un debate en torno a las actividades S&M, las
cuales, en un documento oficial del grupo (Lineamiento de los derechos de
las lesbianas) son consideradas “un asunto de explotación y violencia, no
afectivo/sexual o de preferencia/orientación”. Un grupo disidente de la NOW
plantea que el S&M “seguro, sano y de común acuerdo” es una orientación
como cualquier otra y recuerda que “en la década pasada el movimiento
lésbico-gay ha enarbolado el derecho de los practicantes de S&M de
participar y codirigir la lucha por los derechos humanos y civiles”. El llamado
concluye que “la libertad de expresión sexual entre adultos con consentimiento
es un derecho humano fundamental, independientemente de que la persona sea
lesbiana, gay, heterosexual, bisexual o transgénero”.
THE BALTIMORE SUN consigna
que los conservadores han adoptado a Lynndie England --quien tiene un embarazo
de cinco meses-- como prueba de que no debe permitirse que las mujeres se
desempeñen en funciones de combate, ya que, en su lógica, las gestaciones
pueden interferir con la disponibilidad militar, y que las relaciones sexuales
entre la tropa afectan la disciplina. Argumentos hay para todo. El enigmático
sumario que promete, en el encabezado de esta columna, “el fin de la tortura”
significa, simplemente, que no atormentaré más a los lectores con el asunto y
que con esta entrega doy por concluido el tema de los crímenes de guerra en Abu
Ghraib.
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