- Escuelas en huelga y libros digitales
- Las armas de Aquiles
- El botín de los jóvenes veteranos
- Del mercado de las pulgas al eBay
EL PERSONAL NO
DOCENTE (trabajadores administrativos, técnicos, profesionales, de
mantenimiento y servicios generales) de la Escuela Superior de Comercio Carlos
Pellegrini (ESCCP), un plantel de nivel medio dependiente de la Universidad de
Buenos Aires, está en huelga desde hace varias semanas y el pasado 28 de junio
el rector, Abraham Leonardo Gak, decidió suspender las clases “por la falta de
higiene” que impera en el plantel. Esa circunstancia no ha afectado el
funcionamiento del sitio web de la ESCCP, en el que es posible consultar una
minúscula, pero apacible biblioteca digital de autores clásicos, cuyos textos
se dejan leer con el programa Microsoft Reader, de distribución gratuita. Las
casi infinitas posibilidades que brinda la computadora para capturar,
distribuir y consultar libros es objeto de debates interminables en los que
discute el formato más apropiado para leer a Séneca en una computadora de
escritorio, en una Palm, en la tele o, por qué no, en un teléfono celular, y en
la contienda se intercambian consideraciones editoriales, tecnológicas,
comerciales, de propiedad intelectual y hasta ideológicas. Yo no pretendía
meterme en esa polémica, y ni siquiera enterarme de sus entresijos --no por
ahora--, sino, simplemente, consultar en línea un pasaje de La Ilíada, por la vergonzosa razón de
que mi edición en papel --y eso que es voluminosa-- se ha extraviado en un
desmadre peor que el que imperó en Troya después del ingreso furtivo de los
aqueos a la ciudad. En la web de habla española hay decenas de sitios que
habrían podido ayudarme, pero por alguna razón acabé metido en la biblioteca de
una escuela bonaerense cerrada por una huelga de sus trabajadores.
űCuando Zeus, que amontona las nubes, vio que
Héctor, apartándose, vestía las armas del divino Pélida, moviendo la cabeza,
habló consigo mismo y dijo: “¡Ah, mísero! No piensas en la muerte, que ya se
halla cerca de ti, y vistes las armas divinas de un hombre valientísimo a quien
todos temen. Has muerto a su amigo, tan bueno como fuerte, y le has quitado
ignominiosamente la armadura de la cabeza y de los hombros” (...) La armadura
de Aquiles le vino bien a Héctor, apoderose de éste un terrible furor bélico, y
sus miembros se vigorizaron y fortalecieron; y el héroe, dando recias voces,
enderezó sus pasos a los aliados ilustres y se les presentó con las
resplandecientes armas del magnánimo Pelión.Ƈ.Ilíada, XVII, 198-209.
QUIENES AÚN
REQUIERAN de monitos para soportar la lectura, pueden, en el caso de La Ilíada, referirse al servidor de la
University of the South, enclavada en Tennessee, entre Nashville y Chattanooga,
en el que encontrarán varias ilustraciones de pasajes de la guerra de Troya,
los textos homéricos en inglés y un vínculo a un sitio sobre el arqueólogo
chiflado Heinrich Schliemann, gran impulsor de las obsesiones troyanas
contemporáneas.
http://www.sewanee.edu/
http://www.mnsu.edu/
EL GUIONISTA
DE la película Troya omitió,
entre muchos asertos homéricos fundamentales, que Héctor, tras matar a
Patroclo, lo despojó de la armadura de Aquiles y que este último, antes de ir a
vengar a su amigo, tuvo que esperar a que Hefesto (o Vulcano, como lo conocen
en los changarros en los que reparan llantas) le fabricara al jefe de los
mirmidones un nuevo coordinado de equipamientos bélicos. Desde antes de la
guerra de Troya los arreos de los vencidos suelen convertirse en posesiones
valiosas para los vencedores, no por su valor intrínseco, sino porque
simbolizan y recuerdan la victoria. La acción se consideraba legítima hace tres
mil años, lo sigue siendo hoy en día y es menos ofensiva, en todo caso, que la
práctica --también existe-- de atesorar las cabezas, las orejas o los penes de
los derrotados. No puedo dejar de pensar en esa foto espantosa que ha circulado
por medio mundo en la que una muchacha observa el miembro desmesurado de
Rasputín, metido en un frasco de formol, y ya del todo indiferente a las
miradas pícaras.
A BUSH LE
ENCANTA presumir ante sus invitados en la Casa Blanca la pistola que le
fue confiscada a Saddam Hussein al momento de su detención. La tiene colgada de
un muro en el mismo cuartito en el que su predecesor, Bill Clinton, maceraba
puros en las humedades de Monica Lewinsky, y me parece posible que un nieto o
un biznieto de Bush acudirá un día a una casa de subastas y entregarán el arma
a cambio de unos dólares para asegurarse el abasto mensual de heroína.
LOS RASOS
INVOLUCRADOS en la destrucción y la ocupación de Irak no han conseguido,
por norma, trofeos tan valiosos. En el sitio de subastas en línea eBay, alguien
ubicado en “el norte de Italia” ofrece por 10 dólares un juego de casco y
chaqueta del viejo ejército iraquí, aclarando que la oferta no viola las
estrictas reglas de la empresa referida, la cual prohíbe la compraventa, por
medio de sus sistemas, de muchas cosas; entre otras, de productos de
contrabando, alcohol, tabaco, armas de fuego y municiones, drogas, tarjetas de
crédito, comida, fuegos artificiales, animales, restos humanos de indígenas
estadunidenses, objetos relacionados con sitios fúnebres, máscaras y objetos
rituales de las tribus del sudoeste y restos humanos procedentes de Hawaii, así
como de cosméticos usados, sillas eléctricas, fotos tomadas en la morgue y ropa
interior de segunda mano. Un pasamontañas “auténtico” de fedayín iraquí, cuya
obtención no implicó “medios ilegales que violasen las leyes de la guerra y no
es considerado un trofeo de guerra”, se oferta en el mismo sitio en un precio
base de 10 dólares. Unos galones de general del ejército derrotado pueden
conseguirse en cinco, y por un mínimo de 25 se puede uno hacer con un uniforme
completo de general de cuatro estrellas de la Guardia Republicana, con todo y
sus medallas de la “Madre de todas las batallas”, los símbolos de pertenencias
al partido Baas y el distintivo de la Orden de la Perfección. Por desgracia, el
vendedor omite un dato fundamental: la talla de la prenda.
EN EL SITIO DE
SUBASTAS de Yahoo hay a la venta billetes iraquíes con el retrato de
Saddam, así como ejemplares de los mazos de naipes diseñados y profusamente
distribuidos por el ejército estadunidense con las fotos de los sadamistas
prófugos. El dinero de los vencidos --no sólo el de los iraquíes, sino también
los billetes afganos impresos por el régimen talibán-- es una mercancía
frecuente.
http://www.mundohispano.org/NewsTemplate.asp?szTema=1890&Newstype_id=USA
http://pages.ebay.com/help/policies/items-ov.html
LA SITUACIÓN
DE superficie está tan turbia que dan ganas de irse de paseo a los lechos
marinos. Hace muchos años, en estas páginas, publiqué un artículo al que puse
el metafórico título de “Pecios del siglo XX”. Quién me manda. Alguien en el
diario corrigió solícitamente lo que consideró un error de dedo y el texto
salió publicado bajo la cabeza “Precios del siglo XX”, una conversión de
sentido y de tono tan graciosa que ni se me ocurrió protestar. Sin embargo, la
palabra original existe, proviene del bajo latín pecium y significa (1) pedazo o fragmento de la nave que ha
naufragado, (2) porción de lo que ella contiene o (3) derechos que el señor del
puerto de mar exigía de las naves que naufragaban en sus marinas y costas.
EN LAS ARTES DE
MAREAR hay rutas de cabotaje y cruceros trasatlánticos, cursos fluviales y
lacustres, navegaciones de superficie y travesías submarinas. Culminemos este
viaje en el fondo del mar, asomándonos por la claraboya de un curioso sitio
italiano que reúne información sobre biología y arqueología marinas, lugares
para practicar el buceo y museos marítimos del Mediterráneo. La página es un
tanto elemental y primitiva en su diseño y programación, pero prodigiosa en
imágenes e información sistematizada sobre sus temas. Una de las joyas es el catálogo
para buceadores y submarinistas de 830 pecios de todas clases --de aviones,
galeones, barcos faraónicos, submarinos y destructores-- hundidos en el
Mediterráneo en los últimos tres milenios, y clasificados por país, por época y
por tipo.
http://www.rae.es
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