“Era un día frío de principios de primavera y yo había dejado el abrigo y los guantes en el sofá.
—¿Qué es esto? —pregunté, enseñándole un guante.
—¿Puedo examinarlo? —preguntó y, cogiéndolo, pasó a examinarlo lo mismo que había examinado las formas geométricas.
—Una superficie continua —proclamó al fin— plegada sobre sí misma. Parece que tiene —vaciló— cinco bolsitas que sobresalen, si es que se las puede llamar así.
—Sí, bien —dije cautamente— . Me ha hecho usted una descripción. Ahora dígame qué es.
—¿Algún tipo de recipiente?
—Sí — dije— ¿y qué contendría?
—¡Contendría su contenido! —dijo el doctor P. con una carcajada—. Hay muchas posibilidades. Podría ser un monedero, por ejemplo, para monedas de cinco tamaños. Podría...”
(Oliver Sacks: El hombre que confundió a su mujer con un sombrero)
2 comentarios:
Excelente!!! Cómo dejamos de ver lo que es, y lo sustituimos por lo que aprendimos que es... Muy interesante!
Yo lo encuentro hasta conmovedor, querida . Abjavascript:void(0)razote.
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