21.9.10

La Reacción


Imagínense que el gobierno estadunidense festejara en escala nacional el asalto confederado a la guarnición de Fort Sumter y rindiera tributo, de esa forma, a la causa de los esclavistas del Sur. Piensen por un momento cómo se vería el reyezuelo peninsular si echara el Palacio de la Zarzuela por la ventana un 14 de abril, día de la proclamación de la II República Española. Háganse la imagen de la fiesta que podría organizar el actual régimen cubano un 4 de septiembre, fecha en la que Fulgencio Batista instauró, en 1933, su primera dictadura.

Algo así tuvo que hacer, los pasados 15 y 16 de septiembre, la Reacción mexicana: rendir tributo ceremonial a Hidalgo, a la Corregidora, a Morelos, a Aldama, a Allende, a Guerrero y al pueblo insurgente, es decir, rendir tributo al bando de sus enemigos naturales.

Es cierto que la Reacción ha colado, por aquí y por allá, toques poco sutiles de su descontento ante una obligación tan ingrata: el administrador en turno recreó la atrocidad y volvió a poner en exhibición pública los cráneos de los primeros próceres, como lo hizo, en su momento, el virrey Francisco Javier Venegas y Saavedra; los príncipes de la Iglesia sacan los restos de Iturbide de su clóset póstumo para rendirle homenaje asumidamente monárquico, y el régimen se gasta un dineral en un monigote monumental con la cara de Benjamín Argumedo, un incondicional de la violencia por la violencia, como ha demostrado serlo el propio Calderón: más allá de toda duda, el nombre aparecía en la página web del escultor, posteriormente censurada, asociado al adefesio. Menos recatadas, las autoridades municipales de Querétaro (panistas, but of course), en presumible adelanto de lo que harán el 20 de noviembre, han adornado desde ya las calles con retratos de Porfirio Díaz y de Victoriano Huerta.

Si por ellos fuera, los oligarcas y sus administradores estarían rindiendo un abierto homenaje, en estas fechas patrias, a Cortes y a Alvarado, a Calleja y a Francisco Picaluga, a Santa Anna, a Houston y a Lorenzo de Zavala, a Lorencez y a Maximiliano, a John Pershing y a Jesús Guajardo, a León Toral y a la cristera Teresita Bustos. Pero no son tan tontos: saben que, en la disputa por la memoria colectiva, la correlación de fuerzas no les es favorable y que la destrucción de la historia debe ir, por definición, a la zaga de la destrucción del país.

Podría parecer que en el segundo de esos terrenos la Reacción gobernante ha logrado grandes avances: ya perdió el control territorial de la franja norte y hoy en día la población, las empresas y los medios de esa zona saben que las autoridades efectivas son los señores de la droga: no se puede culpar al Diario de Juárez por dirigirse a los narcos para pedirles que aclaren las condiciones de su dominio pues, durante décadas, los juarenses se ha dirigido a las autoridades formales, federales, estatales y municipales, para demandarles que pongan un alto a la violencia homicida, que hagan justicia y que garanticen la vida de los habitantes, y como respuesta han obtenido prepotencia, desinterés y, en el mejor de los casos, balbuceos incoherentes; como ejemplo, el anterior encargo del actual procurador general de la República, Arturo Chávez y Chávez, en cuyas policiales narices fueron asesinadas centenares de mujeres y creció el descontrol que ahora se expresa en Chihuahua en todo su esplendor. Tienen razón los periodistas juarenses: posiblemente los capos de la droga no sean mucho peores que Calderón y García Luna y, en todo caso, la discusión sería bizantina porque, a fin de cuentas, y si se juzga con hechos, son los primeros quienes detentan el dominio efectivo de la plaza.

La Reacción no puede ir mucho más allá: ¿Qué habrá de quedarle, después de transferir el sector energético y las telecomunicaciones a las transnacionales, las funciones de gobierno, a un manojo de contratistas privados, la educación, a la mafia sindical, y el control territorial, a la delincuencia? ¿Con qué aparato se festejará a sí misma? ¿Quién mandará a construir las estatuas de Calderón, Fox, Zedillo y Salinas? ¿El Chapo Guzmán, titular del Cártel de Sinaloa, Antonio Brufau, presidente de Repsol, o Emilio Azcárraga, propietario de Televisa, o los tres juntos, por medio de una comisión de delegados?

La Reacción está en su mejor momento, es decir, el momento en el que empieza a podrirse por dentro y a agotar el combustible de la rentabilidad nacional. En gran medida, su destino ha dejado de depender de ella misma. Ya se ha visto de lo que es capaz y hasta dónde ha llegado. La indiferencia y la abulia han sido llevadas a los límites en los cuales tendrían que extinguirse. Si es así, ahora la iniciativa le corresponde a la sociedad organizada.


8 comentarios:

Armando Moncada dijo...

...y entretanto, la nueva corregidora, hecha la mocha, corrigiendo la historia patria, como la pintó el genial monerohernandez.
Si puedes, me gustaría que pasaras a ver el refrito que hice al respecto, en mi humilde blog.Te saludo con afecto.

Armando Moncada.
Torreón.

Lola dijo...

Estatua de Fox ya tenemos, qué lástima que no la tiró el huracán...

Beso

Anónimo dijo...

Señor Miguel

Creo que comete el error de escribir con las vísceras. Si el país se encontrara como usted y sus amigos piensan, realmente habríamos reventado hace mucho. Las teorías de la conspiración siempre han sido fallidas, pues se basan en fantasías, sin embargo llegan a favorecer cosas tan absurdas como el holocausto, basta recordar el libro "La teoría de la conspiración judía mundial".
Hablar de la Reacción y de esos grupos que en secreto planean acabar con nuestras vidas me parece realmente fantasioso, sin embargo puede servir para unos cuantos reaccionen con odio.
Piénselo.

Eleutheria Lekona dijo...

Estupenda reflexión.

Una reflexión que me lastima, aunque no tanto como pensar que existen personas anónimas que "creen" que lo dicho aquí es especie de fantasía.

Honestamente pienso que Anónimo sí que cree en Teorías de la Conspiración: Pedros Migueles difundiendo (seguro que con ayuda de Televisa y TvAzteca) la supuesta existencia de un grupo reaccionario en México que no ha hecho más que dañar al país. Así, los Pedros Migueles conjuran contra el pueblo mismo: ávidos de sembrar odio e infligir, en consecuencia, algún daño.

En la forma más civilizada posible, yo a Anónimo le digo: reconsidera lo que estás planteando.

Pedro Miguel dijo...

Antonio: Ya lo vi. Muy buena, tu glosa del cartón de Hernández. Abrazo de aquí a La Laguna.

No te preocupes, niña Lola, pronto la Historia la colocará en el basurero.

Anónimo: Por si Ud. no se ha dado cuenta, el país ya reventó, y créame que no me alegro por ello. En cuanto a la oligarquía dominante, ni es una fantasía ni opera en secreto: en lo que va del calderonato llevamos unos 30 mil muertos, sólo en homicidios relacionados con la "delincuencia organizada" (sea eso lo que sea) y el dato es público y, por desgracia, nada fantasioso. No soy yo quien siembra el odio ni la división; éstos fueron sembrados en 2006 por los Fox, Calderón, Solá y compañía, cuando consideraron al lopezobradorismo no como lo que era, una opción política opositora, apegada a los procedimientos democráticos, y que representaba a un tercio del país, sino como un enemigo al que había que aplastar a toda costa, y fuera como fuera, incluso destruyendo la autoridad y la credibilidad de las instituciones. En lo sucesivo, el odio ha sido sistemáticamente alimentado desde el gobierno enviando a millones al desempleo y a la miseria, vendiendo el país a pedazos, acanallando la política, enviando a las fuerzas del orden a confrontar a la sociedad más que al crimen (pregúnteselo a los juarenses, a los regiomontanos y a los tamaulipecos) y ejerciendo el poder con soberbia, sordera, insensibilidad e incoherencia. Yo nomás lo describo.
Piénselo.

Esperemos, Eleutheria, que nuestro amigo o amiga recapacite. Y con tu permiso, me robo la más reciente entrada de tu blog. ¡Preciosa!

Lola dijo...

Pedro, el malo, ¡jajajajaja!

¿Cuál odio si lo que más inspira este hombre es amor por el país?

LOla dijo...

Perdón, era así:

¿Cuál odio? si lo que más inspira este hombre es amor por el país


Ya, beso

Ernesto dijo...

Ahora lo que sigue es que toda la clase política se conviertan en empleados o mas bien mozos de las grandes empresas, como ya ha comenzado a ocurrir. Sobre las elecciones democráticas tampoco hay gran problema, se las roban, y luego con una gran maquinaria propagandista tapan el hecho, como también ya ha ocurrido. Asi que no avisoro, si las cosas siguen esta inercia, que la reacción de "debilite" como dice Ud.