Si Leonardo Valdés Zurita, la mayoría
de los consejeros electorales y el secretario de Gobernación,
Alejandro Poiré, doblan la cerviz ante Ricardo Benjamín Salinas
Pliego, qué concesiones no harán ante El Chapo o ante El Lazca, quienes,
al parecer, tienen más sicarios que el dueño de TV Azteca y, tal
vez, más poder económico. En todo caso, dan más miedo.
La
escaramuza que se libró en los primeros tres días de este mes entre
el abonero y un sector de la ciudadanía mostró hasta qué punto la
segunda se encuentra huérfana de autoridades, y hasta qué grado
éstas operan no como servidoras de la sociedad, sino como sirvientas
de los poderes mediáticos. Evidenció, también, que el proceso de
entrega-recepción de las oficinas públicas se ha adelantado a los
comicios y que el mismo secretario de Gobernación ya trabaja como
guardaespaldas de Enrique Peña Nieto.
Antecedentes
inmediatos: el dueño de TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego, anunció
por Tuiter que en las frecuencias de las que es concesionario no
transmitiría el debate sino futbol. “Si quieren debate, véanlo en
Televisa, si no, vean el fútbol por Azteca”. Los príncipes del
IFE se bocabajearon de inmediato, alegando falta de instrumentos
jurídicos para hacer frente a tal insolencia. El señor que despacha
en Bucareli, por su parte, tiene a la mano un instrumento jurídico
incuestionable para ordenar la transmisión del debate en cadena
nacional. En efecto, el Artículo 62 de la Ley Federal de Radio y
televisión establece que
“Todas las estaciones de radio y
televisión en el país, estarán obligadas a encadenarse cuando se
trate de transmitir informaciones de trascendencia para la nación, a
juicio de la Secretaría de Gobernación”.
Entre las 22:00 del martes 1 y las
10:20 del jueves 3 de mayo se recibieron adhesiones a una petición
legal dirigda al secretariode Gobernación, Alejandro Poiré para que
aplicara el Artículo 62 de la Ley Federal de Radio y Televisión y
establezca una cadena nacional a fin de dar difusión amplia y masiva
al debate previsto para el domingo 6 entre los aspirantes a la
presidencia. En ese lapso, siete mil 794 personas expresaron su
adhesión en el sitio y 656 manifestaron, además, sus razones para
ello. Aunque al momento de redactar estas líneas la Segob no ha dado
respuesta por escrito a esa petición –tal y como la obliga el 8°
Constitucional–, ayer emitió un comunicado (que aún no aparece en
el sitio web de la dependencia) para informar que no ordenará la
transmisión en cadena nacional del debate entre candidatos
presidenciales. A Poiré la autoridad y el el cargo no le dan para
más que para emitir un “exhorto” a los concesionarios y pedirles
que ayuden, con lo que sea su voluntad, a la difusión del encuentro.
Ni modo: lo que hicimos fue entregarle
al secretario de Gobernación un instrumento para restaurar una
mínima dignidad institucional frente a los señores de horca y
cuchillo de la televisión, y decidió tirarlo a la basura. Le dimos
el margen que requería para comportarse con el decoro que no
tuvieron los consejeros electorales y optó por alegar un “respeto”
al IFE que es, en realidad, sumisión agachona ante los poderes
fácticos.
Primera moraleja: los ciudadanos que
deseamos una elección equitativa, legal –en letra y en espíritu–
y confiable estamos solos y, para lograrla, sólo tenemos nuestra
voluntad cívica y nuestra capacidad de organización. Porque las
autoridades, IFE y Segob, están de antemano sometidas a los que no
quieren confrontar ideas y a los que no ven las frecuencias propiedad
de la Nación sino como una máquina de hacer dinero.
Segunda moraleja: este gobierno salió
buenísimo para cuidar los intereses de los dueños de los medios
pero no sirve para un carajo cuando se trata de garantizar la vida de
los informadores. Y es que, mientras en los entretelones del poder
(en Bucareli, o en el cruce de periférico y Viaducto Tlalpan) se
concertaba el apapacho para Salinas Pliego, en Veracruz aparecían
los cuerpos desmembrados de tres periodistas locales. Menos de una
semana después del asesinato de Regina Martínez.
Por cierto, cuando Calderón puso a Poiré en
el cargo, dijo que era para vigilar que la delincuencia
organizada no se metiera en la elección. Hay motivos para dudar que
cumpla con la instrucción porque, hasta donde se sabe, El Chapo,
El Lazca y los otros capos
tienen más sicarios que el dueño de TV Azteca y, tal vez, más poder económico. Y dan más miedo.
2 comentarios:
Saludos,
No sólo indigna la pobre actuación del gobierno en el caso. Realmente enfurece que además de como toman por asalto las frecuencias concecionadas, además reciben un mega-regalo de parte de la CFE al bajarles las tarifas de interconexión, condonando una deuda de Telmex en detrimento de una pérdida de casi 200,000 mdp en contra del resto de la población.
Se burlan de nosotros en todo momento.
Con esta inaccion del gobierno, ya sabemos quien manda en este pais.Una burla a la ciudadania.
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