- Un tema de expresiones inabarcables
- Novedades de la semana
- Sitios de memoria y exigencia
EL
JUEVES 11, en la inauguración de la conferencia regional sobre la Mujer en
América Latina y el Caribe, el presidente Vicente Fox reiteró su “fuerte
compromiso para llegar a la resolución de estos actos criminales que privaron
de la vida a muchas mujeres en Ciudad Juárez”. El escepticismo que generan esas
palabras no es necesaria o totalmente responsabilidad del mandatario. Ocurre
que en los 10 años recientes centenares de funcionarios de nivel ínfimo, bajo,
medio, alto o máximo, han ofrecido lo mismo y el resultado de sus promesas se
parece mucho a cero. Por eso, cuando alguien promete hacer justicia ante los feminicidios de
Juárez, suena como si se apuntara a esclarecer el asesinato de Kennedy. La gran
diferencia entre uno y otro caso es que el crimen de Dallas ocurrió una vez,
hace 43 años, y que en la urbe fronteriza mexicana siguen desapareciendo muchachas
vivas y siguen apareciendo muchachas muertas; si hubo complot para matar a
Kennedy, hace mucho tiempo que pasó. En cambio, la conspiración para asesinar
mujeres en Ciudad Juárez sigue vigente, y a la demanda de justicia por las
asesinadas se sobrepone la exigencia de garantizar la integridad de las vivas.
EL FEMINICIDIO EN la
ciudad fronteriza es un fenómeno en curso, una herida abierta que da razón de
ser a un movimiento ciudadano de protesta y exigencia de esclarecimiento que se
construye a sí mismo día con día, autopsia tras autopsia. Luego es también un tema
mediático recurrente, prolífico e inevitable: el jueves 11 Fox prometió
justicia; el domingo 13 fueron identificados los restos de María Elena Chávez
Caldera, violada, torturada y asesinada en octubre de 2000; en dos ocasiones
las autoridades del estado de Chihuahua practicaron al cadáver exámenes de ADN
y en ambas ocasiones arruinaron las muestras, por lo que hubo que esperar a que
la Procuraduría General de la República realizara un nuevo análisis; el lunes
14 la procuraduría estatal informó que investiga a 54 empleados o ex empleados
de esa dependencia que podrían estar involucrados en los asesinatos, en el
encubrimiento de los responsables o en la obstrucción, por indolencia o dolo,
de las investigaciones.
http://www.presidencia.gob.mx/?Art=8360&Orden=Leer
EN EL
WEBLOG “Impunidad” puede hallarse la lista completa de los investigados.
Si usted encuentra en ella una persona conocida que no esté localizable para
las autoridades, por favor denúnciela o, por lo menos, vaya a buscarla, mírela
a los ojos y pídale que colabore en las investigaciones y diga lo que sabe. Más
de 300 familias esperan, desde hace muchos años o muchos meses, algún dato que
les permita conocer el motivo del homicidio de un ser querido, la identidad de
los asesinos o el paradero de un cadáver.
http://www.impunidad.blogspot.com/
LA
ASIMILACIÓN, por parte de la opinión pública mundial, de los asesinatos de
Juárez, ha dado lugar a una masa enorme de información, investigación, rabia,
llamados a la acción, creación, debate, denuncia y morbo. Las mujeres muertas
de la ciudad fronteriza se han convertido en un punto de referencia planetaria
del horror contemporáneo y su tragedia y la de sus familias está presente en
muchos países en volantes, panfletos, revistas, periódicos, libros, boletines,
programas de radio, emisiones televisivas, foros de discusión, películas, obras
de teatro, cartas, creaciones plásticas, exposiciones fotográficas, tesis
universitarias, poemas, instalaciones y coreografías.
ALGUNAS
DE ESAS EXPRESIONES, a su vez, se recogen en sitios de Internet, mensajes de
correo electrónico y foros de discusión, y representan un universo inabarcable.
No hay versión digital de un diario importante del mundo que no contenga alguna
referencia al fenómeno, ni una página de organización civil de género o de
derechos humanos que no ofrezca documentos sobre las asesinadas de la frontera.
ES DE
ELEMENTAL JUSTICIA detenerse en el sitio realizado y mantenido, a veces
con grandes esfuerzos, por las organizaciones de familiares de las víctimas. Nuestras
Hijas de Regreso a Casa tiene varias páginas entrelazadas. El principal es
Mujeres de Juárez, donde puede encontrarse un vasto recuento de recursos
internéticos sobre los feminicidios.
Además de un archivo que da cuenta de la trayectoria de la organización, el
sitio reproduce informes de organismos de derechos humanos e instancias
gubernamentales, cartas y documentos relacionados con el fenómeno y textos y
artículos de Margo Glantz, Carlos Monsiváis, Denise Dresser, Marisela Ortiz,
Rosa Isela Pérez, Diana González Omaña, Beatriz Cruz González y el de Elena
Poniatowska, que dio la vuelta al mundo: Son las mujeres quienes ayudan
a las mujeres en Ciudad Juárez, originalmente publicado en octubre de 2001
en La Jornada. El texto de Poniatowska cuenta la génesis del
libro El silencio que la voz de todas quiebra, escrito de
manera colectiva por siete mujeres juarenses (Ediciones del Azar, Chihuahua,
México, 1999), del que hay una versión en línea. En el sitio pueden encontrarse
reseñas de los libros de Víctor Ronquillo (Las muertas de Juárez, 1999)
y Sergio González Rodríguez (Huesos en el desierto, 2002), del
documental Señorita extraviada, de Lourdes Portillo, y de la cinta
de ficción 16 en la lista, así como poemas, canciones,
vínculos a temas de feminicidio en general, asuntos de género
y resistencia a la globalización.
EN
MUJERES DE JUÁREZ hay una sección de “Acciones urgentes”, como la adhesión
a peticiones de investigación y esclarecimiento y la búsqueda de muchachas
desaparecidas en la localidad (19 en la lista actualizada). No es un sitio
elegante ni demasiado funcional según los cánones internéticos, sino un
desordenado y doliente espacio de encuentro para las familias de las muertas y
un instrumento de lucha para quienes exigen esclarecimiento y justicia.
EN UNA
PÁGINA DISTINTA, alojada en Geocities, Nuestras Hijas de Regreso a Casa
(NHRC) elaboró una lista de asesinadas (286) entre 1993 y 2004. Allí se
mencionan 75 cadáveres sin identificar, así como “unas 2 mil mujeres
desaparecidas de 1993 a 2004, según el informe de la Comisión Nacional de
Derechos Humanos (CNDH) de México, presentado en noviembre 2 de 2003”. El
documento correspondiente puede consultarse en el sitio de la CNDH. Es un
informe exhaustivo, en el que el lenguaje obligadamente oficial y frío no logra
ocultar el horror de los investigadores de esa comisión por los asesinatos ni
su exasperación ante la indiferencia, la torpeza y la mala fe con que la
burocracia de la procuraduría estatal realizó las averiguaciones y obstaculizó,
posteriormente, la recolección de datos por parte de la propia CNDH. El informe
tiene una virtud adicional: presenta, en un anexo, fotos de algunas de las
víctimas y de los precarios monumentos fúnebres que sus familiares han sembrado
por todo Juárez para anclar el recuerdo y mantener viva la exigencia de
justicia: cruces rústicas de madera pintadas de color rosa, obsesivamente
iguales entre ellas, con el nombre de las muertas escrito en una cuidadosa y
uniforme caligrafía de letras negras y blancas.
http://www.mesademujeresjuarez.org/
http://www.jornada.unam.mx/2001/oct01/011001/aborto_poni/poni_juarez1.htm
http://nuestrashijasderegresoacasa.blogspot.mx/
http://porlasmujeresasesinadasdejuarez.blogspot.mx/
http://www.cndh.org.mx/Informes_Especiales
http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/2003_HomicidioDesapariciones.pdf
LAS
MUERTAS DE JUÁREZ están vivas en Internet y su presencia en el
ciberespacio es inmensa. El domingo seguiremos esta travesía por sitios de
dolor y espanto, pero también por páginas de solidaridad, memoria y lucha.
EL
LECTOR JOSÉ MARTÍN Betanzos Villalvazo me preguntó por sitios de Internet
en donde pudiera encontrar información sobre la presunta génesis hebrea de su
primer apellido y, en general, sobre los sefardíes. No hallé gran cosa, salvo
un par de interesantes historias sobre la emigración de las perseguidas
juderías españolas a tierras americanas, ambas en el sitio de la Society for
Crypto-Judaic Studies (Sociedad de Estudios Cripto-Judaicos).
NOUS
SOMMES TOUS des juifs allemands, coreaba la izquierda francesa, con toda la razón del
mundo, en los callejones del Barrio Latino en los años 50 y 60. “Todos
somos Marcos”, gritaron los manifestantes en febrero de
1995 en el Zócalo de la Ciudad de México. “Todos somos palestinos”, dice
una voz interior insoslayable cada vez que las tropas de Ariel Sharon perpetran
una carnicería en Gaza o Cisjordania. “Todos somos judíos de Toledo” habrían
debido cantar en el siglo XV los habitantes de la incipiente España, pero no lo
hicieron, y su hasta entonces luminosa nación de las tres culturas se oscureció
por siglos. ¿Lograremos convertir en clamor general, en el México del siglo
XXI, la consigna “todas son nuestras hijas, todas son nuestras muertas”?
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