7.9.12

“Bonito tu cascabela
y otras paragogias




La versión en cacle-cacle indica lo siguiente:

Se denomina paragoge al metaplasmo que consiste en agregar un fonema o más, etimológico o no y por lo general una vocal, al final de un vocablo. Se denomina también epítesis.

A ver: (casi) todo mundo conoce aquella flor del Romancero que narra el desamor de Moriana por el Moro Galván, o Morán, quien sólo lograba conseguir de ella premios desabridos:

Moriana en un castillo
juega con moro Galván;
juegan los dos a las tablas
por mayor placer tomar.
Cada vez que el moro pierde
bien perdía una ciudad;
cuando Moriana pierde
la mano le da a besar.


Pero Busquets i Grabulosa lo transcribía con la grafía antigua:

Moriana en un castillo
juega con moro Galvane.
Juegan los dos a las tablas
por mayor plazer tomare;
cada vez que el moro pierde,
él perdía una ciudade,
cuando Moriana pierde
la mano le da a besare...

y anotaba que “el fenómeno de la llamada -e paragógica puede responder, en ocasiones, al deseo de eliminar la rima aguda. Consiste en una -e añadida a la última sílaba del verso (han-e, están-e, feliz-e...), con lo que se logra la igualación silábica, si hace falta, o una rima llana siempre más de acuerdo con las tendencias constantes de la poesía española”.

No hay misterio: el español es un idioma preponderantemente grave y los hispanohablantes tenemos el oído habituado a las palabras que llevan el acento (ortográfico o sólo prosódico) en la penúltima sílaba. Los vocablos agudos generan, por ello, una suerte de resonancia adicional. Por eso los versos que terminan en palabra aguda han de tener una sílaba menos, a fin de dejar espacio a esa sílaba fantasma  que ha de ser algo semejante a la “memoria del miembro ausente” que sufren los amputados, pero en chiquito y menos terrible. Pero algunos oídos no se sienten a gusto con los fantasmas o las evocaciones sonoras, y para ellos lo indicado es agregar una vocal: la vocal paragógica.

Descubrí con sorpresa que la vocal paragógica se encuentra también en algunas interpretaciones de son jarocho, como en esta preciosa versión del Cascabel tocada y cantada por el querido Antonio García de León:

Bonito tu cascabel,
vida mía, quién te lo dio;
vida mía, quién te lo dio,
bonito tu cascabela.

A mí no me lo dio nadie,
mi dinero me costó:
el que quiera cascabel
que lo compre como yoa.



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