26.9.12

España y México:
la Tercera y la Cuarta


No son los únicos casos, pero sí los más paralelos en estos días, con sus congresos cercados por manifestaciones de rechazo a la aprobación de nuevas ofensivas jurídicas contra los intereses de la gente común y para beneficio de los capitales. En uno y otro país los respectivos modelos político-económicos no dan para más. En ambos ha habido por décadas la esperanza de que era posible mantener en pistas separadas las dos cosas, es decir, la política y la economía. Ahora es evidente que no se puede: tanto el bipartidismo español como el mexicano, si bien presentados como sendas democracias representativas, son en realidad expresión de tiranías económicas que utilizan a las instituciones y a sus integrantes para legalizar el saqueo, el atropello y la represión. No es posible desechar el neoliberalismo sin una renovación institucional profunda y radical que pasa necesariamente por la refundación del Estado.

La constitución española de 1978 no da para más. Hace unos días el propio Rajoy admitió que las aspiraciones autonomistas catalanas “no caben” en la Carta Magna; no se diga las vascas. Por cuanto hace a la configuración institucional del reino, es claro que su capacidad de representación ha hecho crisis con la ofensiva económica antipopular ordenada por los organismos financieros europeos e internacionales y aplicada por la clase política con la rotunda oposición de la mayoría de la sociedad. Agréguenle a eso la impresentable figura de una jefatura de Estado hereditaria –y encarnada, para colmo, por un soberano cada vez más antipático a ojos de la población– y tal vez empiecen a notar alguna similitud entre la muchedumbre reprimida ayer frente al Congreso de los Diputados, en Madrid, y las masas de la Plaza Tahrir, en Egipto. Tal vez no sea muy prematuro empezar a pensar en la necesidad de un nuevo orden constitucional que albergue en pie de libertad a las naciones de la Península, que establezca una institucionalidad realmente representantiva –y participativa, por supuesto– y que prescinda de ese costoso puñado de zánganos que forman lo que se llama “la familia real”. Por ejemplo, la Tercera República. En este panorama acaso haya espacio incluso para imaginar la independencia de España con respecto a la Europa comunitaria, que tanto caro le está cobrando a los españoles, ahora, los espejismos de bienestar y desarrollo que les suministró durante varias décadas.

En México el paisaje es incluso más claro porque su institucionalidad republicana lleva ya muchos años de descomposición evidente y se ha deslizado a una ilegalidad manifiesta. Aquí las formas democráticas no están tan bien planchadas como en España y la ofensiva económica antipopular –la “reforma laboral”, para empezar – corre a cargo de dos ilegitimidades sucesivas: la de Calderón y la de Peña, aún en proceso de imposición. La integración del país a su respectivo bloque regional –el TLCAN– fue mucho más parco en la producción de ilusiones de prosperidad y para la mayoría de la gente la economía está estancada, en el mejor de los casos, desde hace un cuarto de siglo. Por eso aquí el actual tramo crítico de las finanzas mundiales golpea a una economía popular que está en los huesos y a un Estado no más carnoso: los presupuestos siguen dando para la generación de fortunas sexenales pero las formas de mediación, salvo el soborno de sectores depauperados por parte del poder, están agotadas.

La Constitución de 1917 fue una obra maestra de relojería social pero de 1989 a la fecha ha venido siendo desvirtuada hasta resultar irreconocible, además de que la mayoría de sus disposiciones son letra muerta. Puede ser que ya no sea útil pararevertir la destrucción causada por casi tres décadas de neoliberalismo, pérdida de soberanía y arbitrariedad creciente. Tal vez haya que ponerse a pensar en una cuarta Carta Magna. Y acaso sea necesario también, habida cuenta que vivimos en un país sometido (las tropas extranjeras no son necesarias cuando la jefatura de Estado actúa como una gerencia regional al servicio de transnacionales y potencias foráneas), ir pensando en la realización de una segunda independencia.

No hay comentarios.: