27.11.07

Amarren a sus perros

La tarde del domingo 23 de octubre de 2005, cuando empezaban a conocerse los resultados de la elección interna de Acción Nacional en Michoacán para designar al candidato presidencial de ese partido, llegaron a los teléfonos celulares de los principales colaboradores de Santiago Creel mensajes de texto sin firma que decían: “¿Así o más?”, en clara referencia a la abrumadora derrota sufrida por el ex secretario de Gobernación. En efecto, su rival, Felipe Calderón, había logrado en su estado natal el 72 por ciento de los votos en esos comicios realizados bajo un cúmulo de sospechas cuyos fundamentos fueron popularmente bautizados “el cochinero azul”: “acarreo de votantes, coacción y compra del voto con mecanismos como la operación cochinita y el reparto de despensas” que, a la postre, la dirigencia panista minimizó como “problemas de coordinación y negligencia”. Unos días antes, Juan Camilo Mouriño, a la sazón coordinador de la campaña del michoacano, descartó que su jefe fuera a pagar factura alguna porque “no nos hemos unido a la maestra”.

El estilo es el hombre. Esos tres detalles tempranos dan el tono de lo ocurrido en el curso del año siguiente y de lo que ha venido ocurriendo desde entonces. Unos meses después de que Calderón amarrara, en el comicio michoacano, la nominación presidencial de su partido, el mezquino mensaje “¿Así o más?” se transformó en un bombardeo de mentiras, insultos, desinformación y difamación contra su rival, y buena parte de esa campaña sucia se llevó a cabo por medio de mensajes de correo electrónico, presentaciones de Power Point y comentarios en páginas y blogs. Como se documentó en su momento, no poco de esa basura salió de computadoras ubicadas en oficinas públicas del gobierno federal. “El cochinero azul” fue precedente de un “haiga sido como haiga sido”, reconocido motu proprio, que muchos sabemos cómo fue: el documental de Luis Mandoki, Fraude México 2006, todavía en cartelera a pesar de las conjuras contra la cinta, explica con nitidez ese “cómo”. La negación de lo cierto y la afirmación de lo falso se han mantenido, corregidas y aumentadas con respecto al foxismo, como pilares del discurso oficial.

En días recientes, a raíz de la incursión del 18 de noviembre a Catedral por parte de un grupo de exaltados vociferantes, algunos de los que opinaron en público que tal episodio se había originado en una provocación no muy ajena a los estilos del calderonismo ahora gobernante, recibieron en su correo electrónico y/o en sus blogs –es el caso del que firma--, además de divergencias y coincidencias razonadas, una catarata de mensajes y comentarios anónimos sin ningún sustento conceptual, que parecen fabricados en serie y que van del insulto a secas a exhortaciones al linchamiento, aderezadas, en algunos casos, con vivas al fascismo y otras lindezas.

Sin duda, es muy improbable que el jefe del Ejecutivo federal se ponga a aporrear teclados y a urdir seudónimos internéticos para hostigar a detractores, pero es posible que ahora, como ocurrió hace dos años, y como sucedió antes de los comicios de 2006, alguien en el círculo presidencial instigue esa clase de andanadas.

Parece del todo inútil presentar denuncias penales por estas acciones, entre otras razones porque desde el sexenio pasado la Procuraduría General de la República está convertida en instrumento de los caprichos presidenciales y en tapadera de las pifias del poder federal. Si algo faltaba para perder cualquier vestigio de confianza en ese dependencia, basta con leer la reacción de José Luis Santiago Vasconcelos ante la denuncia presentada recientemente por Andrés Manuel López Obrador contra Calderón, Fox, Zedillo y Salinas por el pésimo manejo del sistema hidroeléctrico en el sureste de México: la querella interpuesta fue, dijo Santiago, “extremadamente amoral (sic), políticamente reprobable” y “socialmente muy desagradable”.

Tripulados o no, concertados o no, algunos exaltados de la derecha nacional envenenan la vida pública del país más de lo que ya está, y con ello le hacen un flaco favor a su liderazgo, el cual se enfrenta, desde una presidencia impugnada y atrás de las vallas del Estado Mayor Presidencial, a un país fracturado y polarizado. Por eso, si el calderonismo quiere evitar una descomposición política mayor y seguir haciendo como que gobierna de aquí a 2012, no estaría mal que amarrara a sus perros.


5 comentarios:

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Dentro del PAN --dentro de cualquier derecha, de cualquier izquierda, de cualquier partido--, los simpatizantes caen en simplificaciones como las que oí de algunos panistas que votaron por Felipe Calderón (y no por Santiago Creel ni por Alberto Cárdenas, que tampoco eran mejores) para que fuera candidato presidencial. Por ejemplo, esa tontería o esa ingenuidad de creer que iba a ser "el candidato que retomara las raíces del PAN". No tomes eso de "las raíces del PAN" al pie de la letra; sé que esas raíces estaban torcidas desde el principio. Pero los votantes honestos del PAN están pensando en otra cosa. Les gustaría ver su honestidad reflejada en su candidato: a esa honestidad le llaman "raíces"; es algo así como un "mito fundador". Calderón ha sido fiel --o mejor dicho: consecuente-- con su historia personal. Ha trepado a un cargo y a otro con mañas como las que muy bien refieres aquí.

Pedro, te envié un e-mail. Sobre Mandoki, justamente. Por favor, léelo. Si puedes responderme por la misma vía, te lo agradecería mucho. Disculpa la molestia.

Anónimo dijo...

Hola Pedro Miguel.
Hoy es uno de esos días en que me siento pesimista respecto del futuro de México, quizás algo influya el clima frío de Alemania. ¿Crees que tenga solución nuestro país, con tanto perro suelto? y mira que los hay de diferentes razas, como en Puebla con "carro completo" a pesar del famoso gober. Pero pareciera que buena parte de la gente no quiere ver la situación del país. Yo ya solamente hablo de fútbol con los colegas para que no me discriminen a la hora de la comida.
De cualquier manera muchas gracias por el Blog.
David B.

Pedro Miguel dijo...

Erat: Yo creo que el PAN tiene raíces torcidas y raíces derechas: por ejemplo, no se puede negar la contribución a la democracia de panistas como Gómez Morín, Juan José Hinojosa, González Schmall, Manuel Clouthier, Bernardo Bátiz, Luis H. Álvarez... Lo cierto es que de todos esos, unos están muertos, otros están fuera de Acción Nacional, y el último es el único que sigue chapoteando en el pudridero que se volvió ese partido cuando asimiló --en forma asombrosamente rápida, hay que reconocer-- lo que antes se llamaba "la subcultura del fruade".

David: Ánimo, viejo, que todavía falta caminar Pero no me cabe la menor duda de que vamos a cambiar este país para que deje de ser tierra de saqueo de unos cuantos y se convierta en un lugar amable para todos sus habitantes.
El blog es tuyo, nuestro. Los nazis y los provocadores se quedan fuera.

marichuy dijo...

Pedro

Contrario a lo que uno pensaría, tal parece que los panistas nunca dejarán de sorprendernos.

PS Del documental Fraude, lo que más me gustó fue ver a Norberto impartiendo bendiciones, fue un momento celestial, mágico y... milagroso; tanto así, que la pequeña jacobinita que llevo guardada salió a flote.

Un abrazo

Pedro Miguel dijo...

Marichuy: Dos Credos y cinco Aves Marías por andarse regocijando con las debilidades humanas de don Perverto.
Un abrazo de tu hermano en el Señor.