10.11.07

Invitación al viaje


Dice “agua”, pero está escrito en un hierro sediento. El hierro no es incoloro ni insaboro ni inoloro. El hierro huele a sangre, o bien la sangre huele a hierro; tiene un sabor agudo de adrenalina y un colorido que replica la topografía de Marte o de algunos cerros explotados en el camino a Tlayacapan, los accidentes topográficos de Arizona, la superficie hirviente de una pizza de peperoni o la epidermis rota de algunas momias. Es una vieja tapadera de registro de agua potable que encontré hace muchos años, apartada, qué digo, viuda, de su localización original, y que me esperaba con paciencia. Para emprender el viaje por ella se necesita un escáner de prestaciones mínimas, un programa gráfico con capacidad de zoom y un poco de tiempo. Es posible que una sustancia psicoactiva ayude, pero también puede ser que distraiga del itinerario, e incluso que lo problematice más de la cuenta. No acudo a ellas y no soy nadie para recomendarlas ni para desalentar su empleo. Se aconseja, eso sí, evitar las áreas en las que resulten demasiado patentes las huellas de la civilización, como las letras (a, g, u, a) y los círculos completos. Bienvenidos a la tapa de registro, buen viaje, y si quieren la imagen en su tamaño original, está aquí.

2 comentarios:

Paul Medrano dijo...

Hombre, ese color y esa textura son el ingrediente ideal para un malviaje, chale

Pedro Miguel dijo...

Perdón, perdón, es la falta de experiencia. A ver si esto te resulta mejor.