19.11.07

Las campanas violentas

El arzobispo Perverto Rivera, retratado por Helguera

Desde el año 312, los amasiatos de los jerarcas cristianos con el poder terrenal han quedado sellados por el signo de la violencia. En esa fecha, el implacable Constantino ganó batallas inspirado por un célebre delirio en el que se le apareció una cruz en el cielo y una leyenda: Hoc signum vinces, “con este signo vencerás”. Desde entonces, obispos y arzobispos urdieron y acompañaron guerras en las que muchos millones de infelices marchaban a la muerte guiados por el Crismón, un estandarte inspirado en el nombre de un pobre judío crucificado tres siglos antes por predicar la paz y la bondad entre los prójimos.

A diferencia de él, una buena parte de la nómina en el santoral católico está compuesta por guerreros: hagan cuentas de los que hay sólo entre Juana de Arco e Ignacio de Loyola, y cuántas canonizaciones produjeron las cruzadas.

Los amos de la Iglesia son pioneros en la conformación de un discurso oficial hipócrita y orwelliano, muchos siglos antes de que el gran escritor inglés publicara 1984: hacen la guerra en nombre de la paz, predican castidad en el púlpito y fornican o violan atrás del altar mayor, alaban la generosidad y practican la codicia extrema, hablan de comprensión y piedad mientras persiguen con saña a quienes no piensan como ellos.

Pero esa hipocresía no alcanza para tapar el deseo de violencia que cunde entre buena parte de los máximos funcionarios del catolicismo mexicano. Hace ya tiempo que andan en el negocio de la provocación y no dudan en convocar a cruzadas contra las campañas de prevención del sida, contra las sociedades de convivencia, contra la despenalización del aborto. En todos esos casos se han quedado con las ganas, porque los fieles no son tontos: saben, por memoria histórica, que cardenales y arzobispos azuzaron a los laicos y al bajo clero para que emprendieran la Cristiada y que luego los dejaron colgados de la brocha, tienen claras las diferencias entre un confesor y un ginecólogo, entre un cardenal y un dirigente político, y entre una conferencia episcopal y un órgano legislativo, y hacen muy poco caso, o ninguno, a las arengas de sus mentores espirituales. El deseo revanchista de los dirigentes católicos y su afán de confrontar ha sido frustrado, además, por la coherencia institucional de los actos de modernización social emprendidos en la capital de la República y por la vocación pacifista de un movimiento social de resistencia que no quiere ahorcar curas, sino justicia y esclarecimiento legal ante la impunidad judicial que disfruta el alto clero, parte integrante de la oligarquía en el poder.

La provocación más reciente fue lanzada el domingo pasado, desde el campanario de Catedral, sobre la concentración lopezobradorista que tenía lugar en el Zócalo capitalino. En tiempos recientes, las autoridades del templo han cancelado varias veces el culto dominical. En ocasión de un mitin de la coalición Por el Bien de Todos, en julio de 2006, la Arquidiócesis “tomó la decisión de suspender la misa ante la concentración prevista, porque era necesario garantizar la seguridad de las familias que cada domingo asisten a la celebración eucarística”, precisó que la medida no tenía tintes políticos sino que se adoptaba para evitar que las “muchas personas discapacitadas que asisten a misa de mediodía” se metieran en el tumulto, y “resaltó que ésta no es la primera vez que se suspende dicha celebración religiosa ya que en otras ocasiones, en las que ha coincidido con algunos festejos como la celebración de las Fiestas Patrias, se ha llegado a no oficiar misa”. El domingo ni siquiera era necesario cancelar nada: habría bastado con hacer sonar las campanas en forma mínimamente respetuosa. Pero lo que se escuchó en la plaza no fue “el repique ordinario de la celebración del domingo” sino una irrupción bravucona; no fue un llamado a misa, sino una exhortación a la madriza.

¿Por qué ese afán de opacar a golpes de badajo, durante doce minutos, la voz más íntegra, valerosa y humanitaria que hay en el país, que es la de doña Rosario Ibarra de Piedra? Da la impresión de que algún jerarca soñaba con que la resistencia civil incendiara el templo o, cuando menos, descuartizara a algún monaguillo, no para dar carne de cañón a las beatificaciones sino para conseguir la deseada evidencia de que la Convención Nacional Democrática es una horda de peligrosos delincuentes. Pero al interior del recinto no hubo linchamientos ni violencia ni mucho menos “terrorismo”, como afirmaron los administradores catedralicios, sino un breve intercambio de mentadas de madre entre la escasa feligresía y el grupito de exaltados (o de infiltrados) que se metió a la iglesia para exigir que se pusiera fin al ruido.

De todos modos, el guión siguió su marcha y de inmediato la jauría de “comunicadores” del oficialismo se rasgó las vestiduras y dio curso, ante micrófonos y cámaras y en primeras planas, al escándalo: profanación, sacrilegio, intolerancia, violación de la libertad de culto. El llamado lopezobradorista a defender la industria petrolera de las gulas privatizadoras del régimen fue desplazado como nota central y en su lugar se ofreció al público el espectáculo inexistente de una grave agresión anticlerical.

El incidente obliga a recordar la guerra de decibeles que la presidencia espuria lanzó el 15 de septiembre contra la celebración del Grito de los Libres y el hostigamiento verbal sistemático del gobierno federal contra las autoridades capitalinas: paradoja o no, quien salió parecido a Hugo Chávez en lo pendenciero y picapleitos, no fue Andrés Manuel sino Felipe de Jesús, acompañado ahora en sus tácticas provocadoras por el grupo dominante de la jerarquía católica.

Ojalá que no se sigan equivocando el uno y los otros. Este domingo la plancha del Zócalo se pobló de gente representativa de la sociedad mexicana que es, en su mayoría, creyente, y en su mayor parte, católica. Y así como Calderón no va a lograr la legitimidad que le falta con modales de sácalepunta, los ensotanados que lo acompañan en el poder no conseguirán arrastrar a la violencia y a la división a una feligresía mucho más fiel que ellos a los valores cristianos, empezando por el del apego a la paz.


Los "terroristas", captados por la cámara de Cristina Rodríguez

34 comentarios:

Anónimo dijo...

Las llamadas a misa son como las mentadas de madre...va el que quiere

Anónimo dijo...

La iglesia toco sus campanas como siempre, no hubiera sido mejor que Lopezobradorcistas guardaran silencio como protesta silenciosa, pero intolerantes como siempre decidieron entrar a punta de Golpes a un recinto sagrado, vaya "Gobierno Legítimo" Yo vote por Obrador error que nunca volveré a cometer.

Emilia Ramírez Aguirre

Anónimo dijo...

apego a la paz? breve intercambio de mentadas de madre? (ver foto).No tengo los elementos de juicio para asegurar que la curia ordenó el repique inusual y prolongado de las campanas. Supongamos que asi fué. Lo que menos se puede decir, es que las personas (señoras, gente de la tercera edad, niños)que fieles a sus principios o costumbres, practican su creencia religiosa en paz, hayan sido los que promovieron el prolongado repique y sin embargo fueron las únicas paganas de esta desproporcionada y arbitraria agresión. Su relato es un monumento a la falta de objetividad en el relato de la noticia, y revela ademas, un maniqueismo trasnochado.

Anónimo dijo...

para desgracia de todos, no nos debe sorprender cómo se descompone la derecha cuando es exhibida. y como se ve, la oportunidad perfecta para que salgan las voces furibundas incapaces de discutir con argumentos en lugar de sus peroratas llenas de descalificaciones.

naturalmente, fue una gran provocación eso de tañir las campanas frenéticamente mientras hablaba nada más y nada menos que doña rosario ibarra. sin embargo, la gente que irrumpió en la catedral se parece más a los personajes de la segunda parte del montaje provocador. yo ahí sí no entiendo por qué la convención no se pronuncia claramente ante este montaje: advertir de antemano de este tipo de acciones y pararles el tren. como si no hubiera sido obvio desde hace meses que estas "protestas" en la catedral tenían más tufo provocador que de resistencia civil pacífica.

en fin. todo esto nomás para decir que estoy de acuerdo con tu artículo.

saludos

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Cuando vi por primera vez el título, pensé que era una eñe en lugar de una ene y que el tema iba a ser la publicidad que le dieron José Antonio Solá y Dick Morris a Felipe Calderón.

Va a ser difícil que nos convenzan los sacerdotes de la Catedral de que sus campanadas no llevaban la intención de provocar una respuesta airada de los obradoristas. Mi familia ha estado involucrada en labores de la Iglesia y me han dicho (y lo pueden corroborar tus lectores si consultan a Ricardo Monreal hoy en Milenio) que ese repicar de la Catedral fue inusual: más largo e intenso que el que habría correspondido.

Los obradoristas no provocaron destrozos ni hubo intercambio de golpes. Lo que hayan hecho (que no pasó de un griterío, por lo que sé) no les fue encomendado por Andrés Manuel, Rosario Ibarra o cualquier otro líder perredista. Desafortunadamente, la Convención Nacional Democrática está figurando en los medios de difusión, pero no con el tema importante --el mensaje de AMLO y la respuesta de la gente--, sino con el incidente de la Catedral.

Roque Nuevo dijo...

Hola Pedro,

En tu breve recuento de la historia violenta de la Iglesia, se te olvidó el episodio más violento: el reino de Teodicio (perdón si está mal escrito. Escribo de memoria). Fue él que, después de Constatino, hizo oficial el cristianismo en el imperio romano. Los suyos fueron treinta años de destrucción del dizque paganismo: una herencia milenaria cultural y artística echado a las hogueras. Quien sabe cuánta gente sufrierion. Al fin, quedó el cristianismo como religión única. Sería el único éxito de extirpiar una religión en la historia (que conozco). Ni Lenin pudo...

Eduardo Ponce de León dijo...

¿Han visitado la Plaza de la Constitución los domingos cuando no los convoca el Vellocino de Oro?
Bueno, cuando el Gobierno Legítimo nos presta ese espacio a los ciudadanos de a pie, se puede hacer un recorrido muy interesante por la historia de las campanas de Catedral que termina con el repique de las 12 del día y que dura en promedio 12 y hasta 15 minutos. Todos los domingos, haya o no mitin, marcha, lluvia, plantón, desfile u lo que sea (ver nota de Eugenia Jiménez en Milenio Diario: http://www.milenio.com/mexico/milenio/nota.asp?id=569485).

No estoy en favor de la intolerancia religiosa ni me escandaliza un acto en el recinto sagrado por antonomasia de la iglesia católica. Lo que me enfada es que nadie sepa asumir su responsabilidad política ante actos que implican el perjuicio de terceros, porque tan de propio pie y en paz van los simpatizantes del Gobierno Legítimo a escuchar a sus líderes, como van los feligreses a la Catedral en busca de consuelo de acuerdo a sus creencias.

Eso es lo intolerable: ambas partes tiran la piedra y esconden la mano.

Unknown dijo...

El discordante repiqueteo de más de diez minutos de todas las campanas de la catedral fue ensordecedor y agobiante. Sólo cesó cuando el fulano que estaba tocándolas se percató que su imagen aparecía en las pantallas colocadas en el Zócalo, pues las cámaras lo estaban enfocado. En los templos, como sucede en el Reino de Dios, no se mueve la hoja del árbol sin la voluntad de los curas, de ahí que sería muy revelador preguntarle al campanero quién le dio tal instrucción. Los que somos católicos (como el que esto escribe) sabemos que las llamadas a misa son tres, y cada una, por su breve duración, se distingue sin mayor problema.

También sería necesario esclarecer dos puntos más. Uno: ¿Por qué las banderas que portaban los que entraron a la catedral eran de tan buen tamaño y con tal calidad de impresión? (Se entiende, pues, tenían que verse). Las banderas que llevamos la mayoría de quienes asistimos con regularidad a estas concentraciones son de fabricación casera, pequeñas, desechables, de plástico o papel. Dos: ¿Dónde estaba el cuerpo de seguridad que resguarda a la catedral de los impíos lopezobradoristas? ¿Cómo es qué, a sabiendas de que se realizaría el mitin, los sucesores de San Miguel Arcángel no se apostaron en las puertas para salvaguardar tan impoluto recinto?

De igual modo, convendría saber ¿Cuántos de los presuntos feligreses, víctimas del terrorismo de los presuntos convencionistas, levantaron sus respectivas denuncias? ¿Cuántos desvalidos ancianos e inocentes niños fueron atendidos por los servicios médicos y/o trasladados (dada la violencia terrorista) a los hospitales en calidad de moribundos? ¿Cuántos voceros del sistema fueron citados por la curia para dar cuenta del, a todas luces, premeditado zafarrancho? (Perdona, ¡oh! Dios, mi falta de fe). ¡¡Cómo agradecer la oportuna, veraz, objetiva y atinadísima cobertura periodística en pleno puente!!

No mamen, en este montaje no caben discusiones bizantinas sobre libertad de culto, suspensión de servicios religiosos o el cierre de templos. Atrás quedó el México en el que la Virgen de Guadalupe, el Presidente y el Ejército eran intocables. Nuestra sociedad es otra, y ante ella los personeros de Iglesia Católica sólo hacen el mayor de los ridículos. Después de todo, ¿qué autoridad moral tienen Christophe Pierre y sus secuaces para calificar de terroristas a los seguidores de AMLO si entre las filas de los alzacuellos se cuenta a notables encubridores y cómplices de pederastas? Ya decían por ahí que ver la paja en el ojo ajeno.

De las distintas lecturas que pueden desprenderse de este circo prevalece una: el escandaloso despliegue informativo de los medios de comunicación es directamente proporcional a la dimensión y fuerza de este movimiento ciudadano. Por eso, más que desgarrarse las vestiduras ante sus propias ficciones, los fariseos del sistema (curas, gobierno y comunicadores) deberían saber que la grey católica no es tan imbécil como suponen. Si no, que nos platique Norberto Rivera en qué contexto se dio la comida en la que acompañado por Carlos Salinas (et. al.) bendice los alimentos. (México: Fraude 2006, documental de Luis Mandoki).

Amén

Anónimo dijo...

Ninguna palabra quiebra,
la palabra, ni la voz.
Ni con su sonido la hoz
corta de verdad la hebra.
Clara idea que se enhebra,
no la callan mil campanas.
Vendrán brillantes mañanas
por la lucha y resistencia.
Con nuestra inmensa presencia
que alumbrará horas tempranas.

Saludos.

Lourdes.

Anónimo dijo...

Este incidente me recuerda a mis alumnos de preescolar, hay uno que comienza a molestar y provocar hasta que le reviran un zopapo, y entonces acusa y llora, diciendo que no sabe porqué le dieron el zaz.

Lourdes

Anónimo dijo...

maría de lourdes aguirre beltrán dijo...

Fe de erratas, en el primer verso decía palabra en lugar de campana, aquí ya está corregido:

Ninguna campana quiebra,
la palabra, ni la voz.
Ni con su sonido la hoz
corta de verdad la hebra.
Clara idea que se enhebra,
no la callan mil campanas.
Vendrán brillantes mañanas
por la lucha y resistencia.
Con nuestra inmensa presencia
que alumbrará horas tempranas.

Saludos.

Lourdes.

Anónimo dijo...

¡Que idioteces tan estúpidas e injustificables bramas y rebufas, Pedro Miguel! No cabe duda que no eres un tipo de respeto, sino un inescrupuloso enemigo de la iglesia católica; para ti todo es pretexto, todo es motivo para atacar a la Iglesia Católica y a sus jerarcas. ¿No te das cuenta acaso, Pedro Miguel, de quienes son los invasores, los barbajanes? ¿Acaso los sacerdotes o los asistentes a la Misa dominical se arrempujaron cual salvajes bestias en el circo político, que no "convención democrática", que se celebraba en el zócalo capitalino? ¿No fueron los participantes de esa farsa política quienes se abalanzaron hacia el recinto sacro, violando así todo respeto que se debe tener a un lugar de culto, cualquiera que sea su denominación?

Vamos, Pedro Miguel, no me salgas con que "las campanas se tocaron por un tiempo prolongado". ¿Acaso no hemos tenido que soportar los que vamos a Misa a la Catedral Metropolitana los chillidos, los ruidos y los ladridos de los políticos en el zócalo una y otra vez por muchísimos años? ¡Ahora resulta que les ofenden unos minutos de campanadas! ¡A otro perro con ese hueso!

Si eres enemigo declarado de la Iglesia, ábrete de capa y sostén como hombre tus convicciones. No te escondas al abrigo de inexistentes ataques, de supuestas "provocaciones" que no son sino parte de lo que se celebra todos los domingos y días de fiesta en todas las Iglesias católicas donde hay campanas. Se hombrecito y declárate enemigo de la Iglesia si acaso lo eres; y si no, entonces no ataques y rebuznes como si supieras mucho de lo que hablas.

En fin, solo quiero decir esta columna que apareció en La Jornada el día de hoy está llena de mentiras, verdades a medias y verdades distorsionadas (baste por citar que el citar tus palabras acerca de los que llamas "amos de la Iglesia": "predican castidad en el púlpito y fornican o violan atrás del altar mayor" Eso es, señor mío, una insultante mentira, y le reto a que pruebe sus injuriosas mentiras so pena de quedar como hombre falto a la verdad, tendencioso, inescrupuloso y levantador de falsos. Lo reto, de nuevo, a que presente una sola prueba de algún sacerdote, por malo y pecador que sea, aún pederasta que sea [que los hay y los ha habido, muy a mi pesar], que haya "fornicado o violado" atrás del altar mayor. ¡¡¡Es usted un MENTIROSO cobarde!!!).

Finalmente, su falta de preparación para escribir este artículo se advierte desde las primeras líneas, donde cita incorrectamente la frase que acuno Constantino al emprender aquella épica batalla en los albores del siglo cuarto. Según Usted el mensaje decía Hoc signum vinceras; esta frase es gramaticalmente incorrecta, además de ser incompleta. La Historia ha recogido la expresión In Hoc Signum Vinces, que además es gramaticalmente correcta. Prepárese mejor, señor mío, para sus intentos de periodismo serio, objetivo y bien informado.

Arturo Navarro dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. La Iglesia católica -al menos en el DF pues no tengo elementos para pensar de otros lugares- se ha aliado al poder político. El asunto es que la Iglesia de la Arquidiócesis de México con Norberto a la cabeza busca un mártir: incluso el mismo Norberto se propone como tal, al hacer correr la versión de que su vida corre peligro.

El temor es una forma de agresión y de lucha política del más claro estilo maquiavélico que Norberto trae desde hace años... lo hizo en Durango, luego en la supresión del Seresure y ahora en DF... el asunto es que no entiende... se ha metido en el debate político y luego quiere transformar el debate político en religioso... si ha usado la Catedral para sus arengas politicas ¿por qué se espanta de que unas personas -que seguramente son católicos como el 86% de este país- tomen como lugar político la Catedral?
La Iglesia en el DF está mostrando que el templo es también un espacio para la política... así que no hay razones para la queja, simplemente: CONSECUENCIAS.

marichuy dijo...

Pedro
Iba a escribir algo sobre las campanadas (y de paso, sobre la propuesta de aplicar en México la medicina Sarkozy); pero como veo que los ánimos (pese a tratarse de un tema divino), ya están lo suficientemente exaltados, me abstengo.

Mejor me carcajeo de lo lindo por tu original manera de adherirte a la teoría de la evolución.

Un abrazo

PS Y tu también, como las llamadas a misa, los insultos el que quiere los escucha y el que no, pues ni se entera.

Anónimo dijo...

No mames Pedro Miguel, yo estuve ahí y las campanas sólo llamaron a misa.
Quiero decirte que yo voté por López Obrador, pero no tengo problemas con la verdad y la justicia y tengo que reconocer que en esta ocasión, como con el aborto, se les volvieron a ir las "patas"

Anónimo dijo...

Comentario a lo que dice Arturo Navarro: "...El asunto es que la Iglesia de la Arquidiócesis de México con Norberto a la cabeza busca un mártir: incluso el mismo Norberto se propone como tal, al hacer correr la versión de que su vida corre peligro...".

¡Ahora hasta adivino eres Arturo!, ya aseguras que el Cardenal quiere un martir. ¡Dejen de quemarle la cola al chamuco!

Anónimo dijo...

Sólo pueden decir ¡Nos provocaron!. Un argumento muy pobre. Una de tres: O se dejan llevar por sus especulaciones, que dan por hecho; o creen que los lectores son idiotas. De cualquier modo: TIENEN PROBLEMAS CON LA VERDAD.

tlacuiloco dijo...

Ah que Pedro Miguel:
lograste levantar a los somnolientos fieles de una Iglesia decadente y putrefacta.
Atacados de la risa deberiamos estar, si no fuera
porque el "badajo" de esas campanas se llama
GOBIERNO FEDERAL.
p.d. Personalmente me cago en la hostia diariamente aunque se empute la Nueva Inquisición, pero le debo respeto a todas las creencias y por eso, digo yo, sigan tocando las campanas si eso les causa placer. La misma Convención y sus integrantes, nos aseguraremos de garantizar su derecho a jalarle a la cuerda tantas veces como quieran.
Los que entraron a punta de mentadas a la Catedral se representaban a ellos mismos. Infiltrados o no, provocadores o simples ciudadanos encabronados, son una minoria.
Sea como sea, mi querido Pedro Miguel, tu artículo es refrescante y así pasa con los buenos textos:
encabrona a algunos y nos alegra a otros.
un abrazo.

Pedro Miguel dijo...

Gracias por los comentarios, por las palabras concordantes, por las discordantes y hasta por las altisonantes. No se ofendan si no respondo a los comentarios uno por uno, pero me veo rebasado. Ilustro la polémica con el email que recibí de Eduardo Maleno y con mi respuesta. Creo que allí se despejan algunas de las críticas:

"Sr. Pedro Miguel.
No debo dejar pasar esta oportunidad para poder expresar algunos comentarios respecto de su columna de Opinion que aparece en la Jornada del dia de hoy martes 20 de Noviembre del presente:
Lo que a continuacion comento si bien no es una opinion en si, lo consideraria un analisis sin mucho rigor, si se quiere de algunas partes de su opinion.
Pero esa hipocresía no alcanza para tapar el deseo de violencia que cunde entre buena parte de los máximos funcionarios del catolicismo mexicano (sic) (quienes son los funcionarios del catolicismo mexicano ?, existe tal cosa o es un nombre elegante que le quiere dar al personal de la Arquidiocisis de la Cd. de Mexico.)
Hace ya tiempo que andan en el negocio de la provocación (Dando misas y recolectando limosnas, ah, y estar en contra de algunas acciones de la izquierda, que siempre hanestado)y no dudan en convocar a cruzadas (cruzadas, en estos tiempos ?)contra las campañas de prevención del sida, contra las sociedades de convivencia, contra la despenalización del aborto (que no es su trabajo? y la tolerancia de la izquierda donde queda ?)
En todos esos casos se han quedado con las ganas, porque los fieles no son tontos: (por fin, primero dicen que la religion es el opio del pueblo, que los fieles son tontos por seguir este tipo de religion, y ahora convenientemente no son tontos ?) tienen claras las diferencias entre un confesor y un ginecólogo, entre un cardenal y un dirigente político, y entre una conferencia episcopal y un órgano legislativo,entre un populista demagogo y un estadista y hacen muy poco caso, o ninguno, a las arengas de sus mentores espirituales.
El deseo revanchista (porque tendrian ese deseo, si la AMLO perdio) de los dirigentes católicos y su afán de confrontar ha sido frustrado (si no tienen ese deseo no pueden frustarse) por la coherencia institucional de los actos de modernización social (chulada de frase que no quiere decir nada) emprendidos en la capital de la República y por la vocación pacifista (aja) de un movimiento social de resistencia que no quiere ahorcar curas, (menos mal que es pacifico) sino que se haga justicia y esclarecimiento legal ante la impunidad judicial (el arte barroco de la escritura) que disfruta el alto clero, parte integrante (no solo integrante, fundamental) de la oligarquía en el poder.
La provocación más reciente fue lanzada el domingo, desde el campanario de la Catedral, sobre la concentración lopezobradorista que tenía lugar en el Zócalo capitalino. En tiempos recientes, las autoridades del templo han cancelado varias (siempre de comun acuerdo con el Gobierno Local, y a peticion expresa de una de las partes, cosa que esta vez no sucedio)veces el culto dominical.
El domingo ni siquiera era necesario cancelar nada: habría bastado con hacer sonar las campanas en forma mínimamente respetuosa. (las campanas de las iglesias son grandes para que su sonido se fuerte, porque significa un llamado a la poblacion, me gustaria saber como una campana de esas dimensiones tocaria de manera minimamente respetuosa)Pero lo que se escuchó en la plaza no fue “el repique ordinario de la celebración del domingo”, (se nota que no va a misa)sino una irrupción bravucona; no fue un llamado a misa, sino una exhortación a la madriza.(el llamado lo hizo la Sacrosanta Sra. De Piedra, que literalmente mando a ver porque repicaban las Campanas tanto y le interrumpian, seria bueno que revisara el audio, y si tiene razon fue una llamada a la madriza, la que hizo la Senadora)
¿Por qué ese afán de opacar a golpes de badajo, durante 12 minutos, la voz más íntegra, valerosa y humanitaria que hay en el país, que es la de doña Rosario Ibarra de Piedra? (zas !, la nueva inmaculada Virgen del Rosario. Este comentario no le hace ningun favor a la Senadora, existen por lo menos 20,000,000 de mujeres mucho mas valiosas en este pais que su nueva virgen, esas que no tiene para darles de comer a sus hijos, y salen y como pueden buscan y resuelven sus situaciones, mujeres milagrosas de todos los dias, ahora si que te la haz jalao.)Da la impresión de que algún jerarca soñaba con que la resistencia civil incendiara el templo, o cuando menos descuartizara a algún monaguillo, (no que muy pacifista) no para dar carne de cañón a las beatificaciones, sino para conseguir la deseada evidencia de que la Convención Nacional Democrática es (y si algunos de ellos esos son, o los justifica) una horda de peligrosos delincuentes. Pero en el recinto no hubo linchamientos ni violencia, (a chinga, tirar el barandal de madera, pisotearlos, interrumpir de manera violenta una celebracion de cualquier tipo, callar a los feligreses, mentar madres contra ellos y al que ellos consideran su parroco, provocar, no es violencia)ni mucho menos “terrorismo”, como afirmaron los administradores catedralicios, sino un breve intercambio de mentadas de madre (entonces dejame y te hago un intercambio) entre la escasa feligresía y el grupito (de 150 a 200)de exaltados (o de infiltrados) (Fuentes de la Secretaría de Gobierno local indicaron que se trata de Juan Carlos Escandón, quien ha sido uno de los principales activistas en el “gobierno legítimo” de Andrés Manuel López Obrador y miembro de la resistencia civil pacífica.) que se metió a la iglesia para exigir que se pusiera fin al ruido.
En fin mi jefe, el escrito deja mucho que desear, y solo bastaria haber dicho que los que irrumpieron se equivocaron, que no es la forma de mostrar la tolerancia de la que se habla en los mitines, y que la iglesia catolica y el movimiento de AMLO deben tener mejor comunicacion para evitar estos desaguisados, critar lo criticable de Rosario, que efectivamente arengo a que fuera a ver porque tocaban las campanas tanto tiempo.
Saludos cordiales y espero mejores columnas.
Eduardo Maleno"

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Estimado Eduardo:
Gracias por su mensaje y le expreso mi respeto por sus desacuerdos. Algunos son irremediables, pero otros son producto, me parece, de una mala lectura de su parte o de falta de información. Los puntualizo:
1.- Para "funcionario", la RAE acepta la definición de "empleado jerárquico, particularmente el estatal", vale decir, no exclusivamente el estatal. No veo disparate en calificar de empleados jerárquicos a Individuos como Rivera Carrera, Valdemar, el deán Ávila y otros.
2.- El trabajo de los curas de todas las jerarquías es brindar guía espiritual a sus fieles, no hacerla de propagandistas electorales, sexólogos, ginecólogos o juristas, y mucho menos boicotear las campañas epidemiológicas.
3.- "Dicen" quién sabe quiénes: yo no he escrito en ningún lado que la religión sea el opio del pueblo. Sostengo que los fieles no son tontos.
4.- El afán revanchista de la jerarquía eclesiástica es causado por la legalización de las sociedades de convivencia, por la despenalización del aborto y, en una perspecrtiva histórica, por la pérdida de sus fueros y la instauración en México de un Estado laico.
5.- Modernización social se refiere a las dos primeras medidas referidas en el párrafo de arriba.
6.- Impunidad judicial es referencia a la que gozan en nuestro país sujetos como Marcial Maciel, Norberto Rivera y Carlos Aguilar. ¿Realmente le escapa el sentido de estas expresiones?
7.- La información de julio del año pasado sobre misas canceladas en ningún momento indica que lo hayan sido de común acuerdo ni a pedido expreso de nadie. En el blog de Navegaciones está citada la fuente: puede usted consultarla.
8.- En efecto, no voy a misa (y no hay en ello motivo para ninguna suerte de descalificación), pero con frecuencia paseo por el Zócalo los domingos, sé perfectamente cómo y por cuánto tiempo suena el llamado a misa, y el del 18 de noviembre fue, por su duración desmedida, un quebranto a las propias normas eclesiales al respecto. Puede usted consultarlas aquí.Ciertamente, no me refería al tamaño ni al volumen del toque, sino a su duración.
9.- En cuanto a la figura de Rosario Ibarra y si lo que dijo fue o no una provocación, discrepamos de manera insalvable.
10.- El comentario entre paréntesis "no que muy pacifista" está fuera de lugar. Apelo a su inteligencia y a una relectura objetiva de lo escrito.
11.- Cuando hablo de "peligrosos delincuentes" pienso en El Chapo Guzmán, en Bush, o, por lo menos, en el llamado Caníbal de la Guerrero y en la Mataviejitas. Los encabronados, o infiltrados, o ambas cosas, que irrumpieron en Catedral, están, a mi juicio, muy lejos de esa categoría. Hasta ahora no he visto a un solo delincuente peligroso en las filas de la CND.
11.- El hecho de que Juan Carlos Escandón haya sido identificado como "uno de los principales activistas en el “gobierno legítimo” de Andrés Manuel López Obrador y miembro de la resistencia civil pacífica" no descarta que sea un infiltrado. No sé si lo sea o no. En todo caso, los 150 vándalos que se apersonaron en Catedral representan el 0.05 por ciento (uno de cada dos mil) de la asistencia a la CND, un margen diez veces menor, por cierto, al de por sí ínfimo 0.56 por ciento que le fue oficialmente asignado a Calderón para entregarle la Presidencia.
Saludos cordiales,
Pedro Miguel

Anónimo dijo...

Con la iglesia habeis topado Pedro Miguel, te llovió en tu milpita.

Atte.

Cristina Aguirre

Anónimo dijo...

Pedro Miguel,

Sigo esperando pruebas acerca de los que llamas "amos de la Iglesia", quienes segun tu "predican castidad en el púlpito y fornican o violan atrás del altar mayor" Si no tienes pruebas (que te aseguro no las tienes, pues no hay curas tan animales y perversos como tu lo piensas), NO DIGAS MENTIRAS.

Aqui te lo digo con todas sus letras, ERES UN MENTIROSO que abusa dolosamente de su libertad de expresion para demacrar a personas e instituciones que no le son de su agrado. Si tiens pruebas, presentalas; ademas debes presentar una denuncia ante la autoridad civil competente, so pena de ser encubridor de actos delictivos. Pero si no tienes pruebas (como me atrevo a sospechar) RETRACTATE y ofrece una disculpa publica aqui en tu foro por andar de lenguasuelta y MENTIROSO!

En fin, sigo esperando tus "pruebas", bellaco MENTIROSO.

Pedro Miguel dijo...

A mí se me hace que éste es cura: miren su chovinismo del tipo Santiago Creel ("sé hombrecito", ¿porque si fueras mujercita serías cobarde?), sus insultos sin colesterol ("bellaco" es un verdadero primor), su conocimiento de latinajos (gracias por la atinada corrección, mi enojadísimo José Eduardo Martínez) y su furia por lo que dije y todo mundo sabe.
Está bien, José Eduardo, antes de que sufras una crisis hepática, te voy a dar gusto y me voy a retractar: no hay ni ha habido jamás en el mundo curas que se cojan a los niños, ni a sus subordinados, ni a beatas manipuladas y forzadas (si cojen con adultos conscientes y consintientes, muy su derecho) detrás del altar mayor, ni siquiera en las santísimas familias Borgia y Medici, qué va; en vez de semejante profanación, para cometer abusos y violaciones o para dar rienda suelta a una sexualidad saludable y voluntaria son preferibles las sacristías, las casas sacerdotales, los seminarios, los consultorios, los retiros, los cursos de catecismo, los confesionarios y las bancas de hasta atrás de la iglesia, que serán un poco duras e incómodas, pero que están lo suficientemente alejadas del altar como para descartar el riesgo de salpicaduras inconvenientes en el cáliz y en el misal.
¿Ya te sientes más tranquilo?

Anónimo dijo...

Pedro Miguel,
En primer lugar, no soy cura; me considero indigno de tan alto llamado, cuyo ejemplo y arquetipo es Cristo mismo. ¡Ay de aquellos que se atreven a entrar al sacerdocio sabiéndose lobos, pues a ellos les espera el eterno castigo del averno! Dejame contarte mi historia, para que me comprendas mejor. Soy un producto raro, que ha alcanzado el éxito por la gracia de Dios, mi trabajo incesante, y la ayuda de gente buena. Yo nací en un pueblo pequeñísimo de México, abandonado por muchos pero no por Dios. Cuando niño me concedieron varias becas en la escuela primaria donde estudié, mismas que nunca recibí gracias a las raterías del director de la misma. Nunca me entere que me llegaban becas sino hasta que llegué a la secundaria y me impidieron aplicar para otra beca porque “ya me habían becado por muchos años”. En fin, mi padre, quien no pudo estudiar más que la primaria por ser huérfano desde los ocho años, siempre me inculco la lectura. El es un “filosofo de pueblo”, que ha leído muchísimos más libros que varios políticos juntos, y sabe lo mismo de historia antigua (China, Egipto, Mesopotamia…), clásica (Grecia, Roma…) medieval, moderna, etc.; mi señor pare sabe de genética, física cuántica, filosofía, política, etc. etc. ¡Ya quisiera yo saber un 10% de lo que mi señor padre! De mi padre aprendí acerca de muchas cosas y autores clásicos. Lástima que no habla más que el español (aunque entiende el Latín mas o menos, y el francés y el italiano lo medio entiende), que si no, hubiese leído los grandes clásicos en el idioma en que fueron escritos.
En fin, digo, con indecibles sacrificios me mando a la ciudad de México a estudiar, donde muchos se burlaron de mi humilde estirpe y me rechazaron. Además, innumerables veces los maestros se ofendieron por las preguntas que les hacia – pensaban que “leía pasajes escogidos” para ponerles un cuatro en frente del grupo y hacerlos quedar mal. En fin. Deje la prepa y me puse a trabajar, desilusionado de la vida y de mi México; casi me desilusione de Dios también. Me vine a trabajar a los Estados Unidos, en donde un tío mío conoce a varias personas. Un profesor de universidad me conoció, y al platicar me convenció de regresar a la escuela. Yo no quería ni sabia el idioma inglés, pero poco a poco me convenció y le fui agarrando el gusto al estudio de nuevo. ¡Qué diferencia tan grande entre México y los Estados Unidos! Me han recibido con gran respeto, y mis profesores rápido me encaminaron hacia cursos avanzados de filosofía, historia, política y economía. En fin, para no aburrirte tengo dos maestrías y un doctorado, gracias a los primos güeros— ¡que Dios bendiga a los Estados Unidos y no se olvide de mi México lindo y querido! Ahora ostento doble nacionalidad, Americana y mexicana. Vivo felizmente, sin rencores ni odios (pues éstos solo matan el alma, y aquéllos nos impiden disfrutar el presente). Tengo mi negocito, y además doy clases en dos escuelas. Soy músico aficionado y pertenezco a varias asociaciones y clubes tanto anglos como latinos. Hablo y escribo tres idiomas, y me defiendo en cuatro mas, aunque solo los hablo y medio entiendo. Voy a México seguido, y me mantengo informado de lo que pasa por allá (así es como me encontré con tu injuriosa columna). Todo este rollo para decirte que NO SOY CURA, como lo haces suponer.
Me acusas de chovinismo. De nuevo pifias, Pedro Miguel, ya que mi único compromiso es con LA VERDAD. Yo no sufro de una “exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero”, como la Real academia define ese término tan elegante que tan mal empleado usaste. Como puedes leer en mi primera réplica a tu columna, no niego la existencia de algunos lobos rapaces en el sacerdocio de mi querida Iglesia Católica; de nueva cuenta, si no se arrepienten y enmiendan sus vidas a ellos les espera el castigo del infierno, en ese segundo circulo de la soledad absoluta por la que rondan los lujuriosos, descrito así por Dante en su celeberrísima obra.
Te pido que seas hombrecito no porque las mujeres sean menos valientes que los hombres; tengo tres hermanas, y verdad es que no tengo ni un ápice del valor manifestado por cualquiera de ellas. Te pido, te exijo que actúes como un hombre, no como un miserable cobarde, que dice palabras sin sostenerlas ni defenderlas con su dignidad. Eso no tiene nada que ver con que las mujeres sean cobardes.
Bellaco te llamo porque bellaco eres. Si no has leído la obra maestra de la literatura española, comprendo tu sorpresa; acuso tu ignorancia igualmente, pues un escribidor que se toma en serio (y, más aun, quiere que le tomen en serio) debe leer esta obra suprema por lo menos tres veces antes de atreverse a levantar la pluma para escribir algo a cuenta propia. Como ha dicho uno de mis escritores favoritos, Catón, “la primera vez que lees El Quijote te hace reír; la segunda, pensar; y la tercera, llorar”. De ahí mi humilde sugerencia de leerla por lo menos tres veces—humildemente te comparto que he leído la obra completa por lo menos en ocho ocasiones, además de haber tomado una clase acerca del análisis literario, composición, estilo, formas, etc. de la obra cervantina. Tengo en mi mente más adjetivos para describir tu bajeza y tu abuso de la libertad de expresión, mismos que tomo de aquí y de allá; lee El Quijote para que se nutra tu mente de palabras riquísimas del castellano que tal vez ni siquiera conoces, mucho menos puedes usar apropiadamente. Así pues, además de MENTIROSO creo que eres también un IGNORANTE que pretende estar bien versado en todo y cree saber hasta de lo que ni ha oído. Conozco bien a los de tu tipo, ignorantes y fanfarrones, quienes ocupan muchas cátedras en universidades mexicanas y puestos del servicio público en Mexico.
No se latinajos, como lo supones; se, en cambio, un poco de esa gran lengua clásica, el Latín, que tan grandes frutos ha dado a la humanidad. Tengo el gusto de haber leído varias obras clásicas latinas en el idioma original. Ciertamente Cicerón suena bien en español, ¡pero no hay comparación cuando se lee en el latín original! Solo me atreví a corregirte porque el corregir al que hierra es una de las obras de misericordia. Además, creí que un periodista “serio” como tú tendría que revisar su columna varias veces antes de atreverse a publicarla, solo para asegurarse de que no contiene faltas ni errores. Esto solo demuestra, si algo ha de demostrar, que eres un escritor que toma a la ligera su trabajo, pues descuidas detalles importantes como el mal uso de expresiones clásicas y bien conocidas descuidando la precisión. (“Precisión en los términos y su correcta formulación”; ¿te suena ese principio, mi estimado Pedro Miguel?) Además, no estoy enojado. Como lo he señalado líneas arriba, no soy hombre dado a la pasión del enojo; muchas otras ocupaciones tengo que me privan del tiempo necesario para enojarse y contentarse. Mucho menos tengo furia. Lo único que me mueve es el deseo por la VERDAD, principio según el cual, de acuerdo al Supremo Maestro, alcanzaremos la plena libertad: “La verdad os hará libres”.
Además, yo nunca te pedí que te retractaras para darme gusto a mí. Creo que le debes respeto a tus lectores, y si un hombre ruin y sedicioso como tú se atreve a aventar lodo a diestra y siniestra sin que nadie le diga nada, pues sepa que hay quienes nos tomamos en serio la búsqueda y defensa de la verdad, especialmente cuando gente como tú piensa que todo lo que dicen no necesita ser probado. Gozo de cabal salud, y de acuerdo al último chequeo médico, mi páncreas y mi hígado están muy sanos, así que no te apures, no hay tal crisis hepática. De nueva cuenta, soy hombre de razón, no de pasión.
Creo que extravías el camino al saltar de un punto a otro; nunca dije que no hay o ha habido curas que hayan sido de baja moral, especialmente en referencia a materias sexuales. Por cierto, tu lista está bastante incompleta. Si le hace falta, tengo una lista mucho más exhaustiva que contiene nombres de “hombres de iglesia” que han sido famosos por sus bajos estándares morales. Eso no me asusta ni me desilusiona, porque igualmente ha habido, y en números mucho más grandes, incontables hombres y mujeres que han dado ejemplo de santidad, adherencia a las enseñanzas de Jesucristo, y testimonio aun en medio de la podredumbre de papas, obispos, sacerdotes y laicos pecadores. Lo que te exigí (y le exijo de nuevo) es que te retractes de esa acusación gratuita e infundada por la que haces suponer que bajezas sexuales han sido cometidas atrás del altar mayor. Si no te retractas (y pareces no hacerlo) te acuso abiertamente de MENTIROSO, que creo es lo que eres. Eres un GROSERO MENTIROSO que alimenta su vicio de mentir en un odio a una institución respetable, a pesar de las fallas y pecados gravísimos que ha habido en ella a través de los siglos. No odies, Pedro Miguel; busca la verdad sin odiar, para que alcances la plena libertad humana y espiritual. No te dejes llevar por la pasión y las mentiras que se han dicho en contra de la Iglesia, de sus sacerdotes y de su pueblo laico. ¿No ves acaso el peligro de socavar a una de las más nobles instituciones que México tiene, so pena de equivocarte y pagar con el eterno tormento por tus absurdos enojos y burlas?
Finalmente, todas esas barbaridades que señalas en las últimas líneas son ejemplos de tu enfermizo odio en contra de la Iglesia y sus ministros. Tienes una mente muy ligera para el mal, y todas esas ocurrencias de lugares y situaciones de pecado no hablan sino de tu mente enclenque y tendenciosa, que en todo ve el mal; eres de los que “ven moros con tranchete”, como dicen en mi pueblo. Y si no te importa entonces NO DIGAS MENTIRAS, NO PUBLIQUES TUS ENFERMIZAS IDEAS DE LO QUE SUCEDE, SEGÚN TU, EN LA IGLESIA. Si no te importa no te preocupes tanto de la Iglesia, déjala ser, aléjate de ella. Si a mí algo no me importa no me le acerco ni me preocupa, pero tampoco digo MENTIRAS acerca de aquel o aquello.
Espero tu respuesta, si es que tienes honor y te consideras serio.

José Eduardo Martínez

Pedro Miguel dijo...

José Eduardo Martínez:

Te felicito porque has desarrollado una impresionante capacidad para conmoverte a ti mismo. El recuento de tus logros es demoledor, algo así como un híbrido bicultural entre “sigo siendo el Rey” y I celebrate myself and sing myself aderezado con salsa de manuales de autosuperación. Supongo que tal cantidad de virtudes, éxitos, grados académicos, cultura, bonhomía, salud, ecuanimidad, sabiduría, veracidad, tenacidad, don de lenguas y éxito económico (de seguro, tu inmensa humildad te impide mencionar que, además, eres muy guapo) te otorga la autoridad suficiente (sobrada, digamos) para empezar un comentario en un blog con la serenísima y pulida expresión “¡Que idioteces tan estúpidas e injustificables bramas y rebufas, Pedro Miguel!” (te celebro el hallazgo: idioteces estúpidas).

Entiendo que estés muy ocupado, tanto que sólo pudiste regalarnos en tu comentario poquito más de diez mil caracteres de sapiencia, pero te sugiero que leas (no tres veces: con una basta), La vida sexual del clero y Pederastia en la Iglesia católica, ambos del investigador Pepe Rodríguez, El manto púrpura y Prueba de fe - La red de cardenales y obispos en la pederastia clerical, de Sanjuana Martínez, los informes de María O’Donohue y Maura McDonald sobre abusos sexuales contra monjas, publicados en su mayoría por el National Catholic Reporter, el documental Our fathers, estrenado en Estados Unidos en 2005, el documento de la Conferencia Episcopal estadunidense (2004) que registra cuatro mil 500 casos de curas involucrados en delitos sexuales, los reportes del Instituto Cristiano de México (ICM) y del Departamento de Investigaciones sobre Abusos Religiosos (DIAR) según los cuales casi el 30 por ciento de los 14 mil sacerdotes que hay en México comete algún tipo de abuso sexual, los casos de los pedófilos David Holley, Anthony O’Connell, John Geo-ghan, Nicolás Aguilar, Marcial Maciel, Jean-Michel di Falco, John Lenihan, José Luis Ruiz, Lawrence Baird...

Hablas de una nacionalidad “Americana”, con todo y mayúscula, y mezclas los tratamientos de tú y de usted a lo largo de tu mensaje, amigou. Estás muy en tu derecho de hacerte gringo pero es deplorable tu afán de hacerte güey y de pretender tapar el cúmulo de delitos sexuales cometidos no por “algunos lobos rapaces” sino por miles y miles de curas católicos en América (América es América, no es Estados Unidos), Europa, África y Asia. Si fueras capaz de deponer por un minuto tu actitud de pavorreal relleno de sí mismo y te asomaras al abismo de sufrimiento, destrucción humana, vidas rotas, corrupción y miseria causado por esos delitos, dejarías de rasgarte las vestiduras por la expresión “predican castidad en el púlpito y fornican o violan atrás del altar mayor”, de la cual, fuera de bromas, no me retracto, por más aspavientos en mayúsculas que salgan de tu teclado; por el contrario, y con base en la información arriba citada, la refrendo en todas sus letras.

Dices al comienzo de tu mensaje que a los sacerdotes abusadores "les espera el eterno castigo del averno"; yo gustoso me conformaría con que fueran a la cárcel, pero gracias en parte a gente como tú, empeñada en cerrar los ojos ante lo evidente, persiste una tolerancia social que se vuelve impunidad penal (más en México que en estados Unidos)

Por último, José Eduardo, una mala noticia: así leas El Quijote otras ocho veces, u otras ochenta,no estás a la altura de Cervantes. Él utiliza, en efecto, el adjetivo bellaco, pero no en la forma ñoña y pacata en que tú lo empleas, sino con todo el esplendor, la fuerza y la prestancia del idioma:

“—Sois un grandísimo bellaco —dijo a esta sazón don Quijote—, y vos sois el vacío y el menguado, que yo estoy más lleno que jamás lo estuvo la muy hideputa puta que os parió.”

Unknown dijo...

Dr. José E. Martínez:
Agradeceré que sea tan gentil de responder las siguientes preguntas:
1. ¿Acaso el pueblo pequeñísimo de México que lo vio a usted nacer es San Miguel Canoa?
2. ¿Diría usted que la insulsa historia que cuenta, para que Pedro Miguel lo comprenda mejor, es una acabada pieza de egocentrismo? o ¿Debemos entenderla como el único argumento que es capaz de exponer, soslayando el verdadero fondo de esta controversia?
3. ¿Conoce usted la diferencia entre un adjetivo y un pronombre? De ser así, indíqueme ¿qué función gramatical tiene la palabra mismas/misma cuando señala que “me concedieron varias becas en la escuela primaria donde estudié, mismas que nunca recibí gracias a las raterías del director de la misma”.
4. ¿Sabe usted, Doctor, que el empleo correcto del término en cuestión se restringe a cuatro casos? ¿Podría enunciarlos y citar ejemplos?
5. ¿Qué le aconsejó su padre acerca de la actitud que debía asumir ante los que no piensan como usted? ¿Alguna vez le habló del respeto? ¿Qué opinión tendría el filósofo de pueblo que ha leído muchísimos libros y sabe de historia antigua, medieval, moderna, etc., lo mismo que de genética, física cuántica, filosofía, política, etc., sobre las dos cartas que publicó en el blog de Navegaciones?
6. Usted que lee desde los ocho años y tomó cursos avanzados de filosofía, historia, política y economía ¿podría exponer cuál es su concepto de hombría? ¿Cómo y a partir de qué se define la verdad?
7. ¿Cree usted que su doctorado y dos maestrías podrían serle de utilidad para identificar, en su último escrito, cuáles y cuántas palabras que debió acentuar carecen de tilde?
8. Supongo que un políglota como usted conoce la diferencia entre la inflexión del verbo ser y la forma de dativo y acusativo de la tercera persona singular o plural que no admite preposición y se puede usar como enclítico. Regrese a su escrito y diga a qué me refiero.
9. En el hipotético caso de que sus alumnos, de alguna de las dos escuelas en donde usted imparte clases, le preguntara sobre la diferencia entre yerro, yerra y/o hierra. ¿Qué les diría?
10. Seguramente, como rendido admirador de la obra cumbre de la literatura española, usted nos puede ilustrar ¿cómo define la Gramática a la pobreza de lenguaje? ¿Admitiría, con humildad, que su última carta adolece de ello? ¿Podría señalar en su escrito cuáles y cuántos sintagmas destacan por la pobreza de lenguaje?
11. ¿Tiene usted idea de cuál es el único error gramatical en que incurrió Cervantes al escribir “El ingenioso hidalgo Don Quijote”? Quizá no lo discutieron en la clase que tomó usted sobre análisis literario, composición, estilo, formas, etc. de la obra cervantina; pero estoy segura que lo descubrió luego de haberla leído ocho veces.
12. ¿Quién es Catón? ¿Cuáles son los premios relevantes que ha recibido tal “escritor”? ¿Cuáles son sus obras?
13. Partiendo del supuesto de que usted, a diferencia de Pedro Miguel, revisa con denuedo y escrúpulo lo que redacta ¿sería capaz escribir nuevamente los dos textos conforme a las normas mínimas de la gramática española.
14. ¿Contó usted todos los adjetivos que empleó en ambas cartas? ¿Cuántos más tiene en su mente para describir la bajeza y el abuso de la libertad de expresión de Pedro Miguel? ¿Estaría usted de acuerdo en que lo que decimos de los demás, nos retrata con mayor fidelidad a nosotros mismos?
15. Como usted lo hizo con Pedro Miguel, lo reto, Doctor —en el mejor de los términos— a que responda (no al columnista) sino a los lectores de Navegaciones con argumentos fundados, contundentes y exentos de improperios. ¿Será posible?

Anónimo dijo...

No se a que viene tu perorata, Pedro Miguel, pues de verdad la cosa es simple: el punto es que eres un mentiroso (así, con minúsculas para que no te ofendas – bueno, nomás tantito). Y lo del tono de mis respuestas, pues sólo revisa cómo escribes tú. O su merced, si a vos le parece mejor ser llamado así. Los triunfos que me ha dado la vida no los presumo, los comparto, para que gente decente y trabajadora se de cuenta de que tarde o temprano la justicia llega a todos. He leído la mayoría de los estudios que señalas acerca de los desordenes sexuales en el clero; por cierto, se te paso mencionar varios más completos que los que señalas; por ejemplo, uno muy importante es el John Jay College: Nature and Scope Study. Además, no claro que vi el documental “Our Fathers”; lastima que no lo pude “leer”—¡es un film! Me acusas de algo que ni he hecho ni pretendo hacer: el “pretender tapar el cúmulo de delitos sexuales cometidos no por “algunos lobos rapaces” sino por miles y miles de curas católicos en América…”. De nuevo, el punto de mi mensaje no es ese; do not put words in my mouth! Allá tu, pues, si tu sabes de casos de abusos y no los denuncias; te declaro encubridor por tu falta de acción. Y del “fornican o violan atrás del altar mayor”, creo que tus lectores ya se habrán dado cuenta de tus desatinados ataques sin sustento a la Iglesia Católica (perdón por las mayúsculas; la costumbre de escribir en Inglés! Lo dicho, words are cheap.
As for my becoming an American Citizen (with capital A, even though some sensitive people like you may be offended, you have already said enough; I couldn’t have said it better myself: it’s my life, it’s my right and I do as I please—at least in this beautiful country, America!- sorry, The United States of America, just to please you!.
How can you expect those sinful, evil priests to start paying for their faults as soon as possible if people like you wouldn’t denounce their “raping behind the high altar?” Shame on you, who should be amongst the first to denounce, persecute and enforce all laws on such criminals!
Volviendo a la lengua de Cervantes, no creo haber siquiera mencionado que me comparo con Cervantes; no será esta alguna proyección psicológica tuya? Y ya que insistes en las ofensas (y conste que no estoy enojadito, como aparentemente tu lo estas), bueno pues me vienen a la mente algunas sabrosas frases y palabras al pensar en gentuza corriente como tu: digno, sabio, inmaculado, santo, hijo de Júpiter, digno de toda admiración, amigo de la verdad, escritor, maestro de la vida, etc. Lastima que no pueda hablar contigo, pues me es imposible el cargar de sarcasmo y burla todas estas palabras que, aplicadas a ti, son solo eso: una burla.

Finalmente, espero que no te conviertas en algo como lo que pretendes evitar: la censura del chacal alemán cuya foto has puesto en la portada de tu blog. Pregunto, ¿no serás tu acaso lo que quieres acusar en otros?

Que la Paz este contigo, Pedro Miguel. Espero que hayas entendido la lección tan simple que quise que aprendieras: no se debe escribir gratuitamente solo porque se tiene la posibilidad. Muchas son las mentiras que se han inventado con esta formula. Busquemos la verdad, que al final nos dará la salud a todos, y evitemos el acusar sin tener pruebas, basados solo en el odio o rencor personal a instituciones o individuos. Desafortunadamente hay gente sencilla que “solo porque salio en el periódico” cree que es cierto. No abuses de esa confianza que tiene la gente para con los escritores, o tarde o temprano la vida te pasará factura. Escribe libremente lo que piensas, respetando a los demás. Y cuando haya lugar a denunciar las atrocidades, los males, las irreverencias, hazlo movido por la sed de justicia, que no de venganza. Ese es mi punto, simple y llanamente expresado. Lo demás es lo de menos.


PS Sorry for writing 710 words! I do not have much time, just true passion for what I do—no offense to you, of course. Best wishes.

Pedro Miguel dijo...

Uf, creo que ya con eso terminó... Qué hueva de cuate.

Anónimo dijo...

Pedro Miguel,
Te agradecería si pudieras publicar esta respuesta a una de tus lectoras. Espero que no sea mucho pedir. Disculpa la tardanza – no estaba en mi ciudad, por motivos de trabajo. Ojala que no te de “hueva”
J E M
Para “am1010”
1. No, no nací en San Miguel Canoa; conozco de ese pueblo por la película que se hizo acerca de los trágicos eventos ocurridos ahí en septiembre de 1968.
2. La “insulsa historia” que compartí ni es una pieza en egocentrismo ni argumenta nada a favor o en contra del verdadero asunto de fondo que me motivó a escribir: el abuso de la libertad de expresión, que muchos aprovechan para difamar y regar mentiras. Pedro Miguel me acuso de ser “cura” (¿algún prejuicio con los hombres de sotana?), sin saber a qué me dedico.
3. Aunque no soy erudito en gramática española, ni filólogo o lingüista, los rudimentos que aprendí acerca del español me dan para comunicarme a un nivel más o menos aceptable. La expresión a que se refiere es suficientemente clara para entenderse.
4. No sé si el empleo correcto del “termino en cuestión” se restringe a cuatro casos, como usted lo sugiere; prometo investigar e informarme a la brevedad. Habré de mandar por la Gramática de la Lengua Española de Don Luis Penagos. Aunque no tengo la más reciente edición de la RAE, tengo acceso al intranet en mi universidad. Habré de pulir un poco mi empolvada gramática española.
5. Esta arenga está de más: ese es precisamente el punto de mi escrito. ¡Ahora resulta que respeto pide quien respeto no da! Vea por favor el tono en que se escribió el articulo “Las Campanas Violentas” para que salga usted de su estupor que le ha causado el tono de mi respuesta. Uno de los principales axiomas de mi padre es el trilladísimo principio juarista según el cual “el respeto al derecho ajeno es la paz”. No creo necesario abundar mas en el tema.
6. Difícilmente podré explicar a satisfacción estos dos conceptos en un espacio tan limitado como este. En fin, trataré de hacerlo muy en breve. A “hombría” me refiero de manera coloquial para expresar el honor o la dignidad que debe distinguir a quien quiera ser visto como hombre de respeto, aspecto valorado por todas las culturas de todos los tiempos. Lea usted piezas escogidas de autores clásicos comprenda mejor el uso del concepto, considerado como ofensivo y misógino por algunos en la actualidad. Creo que usted es mujer, y en su cazo aplicaría un adjetivo que haga referencia al mismo concepto sin referencia al género. En cuanto a la verdad, depende a que aspecto quiera aplicarla. Hay verdades teológicas, físicas, lógicas, filosóficas, morales, matemáticas, etc. Una definición clásica de la verdad es “la adecuación entre el las cosas y el entendimiento”.
7. Admito los errores señalados, que se limitan a la mecánica de la escritura. Sin embargo, no escribí esos párrafos para ser publicados o impresos. Cuando escribo para alguna revista, o preparo alguna lectura o ensayo, mucho más tiempo he de dedicar no solo a revisar las ideas, sino la mecánica de mi escritura. En otras palabras, no escribí estos párrafos para ser analizados gramaticalmente por algún Honorable Jurado Calificador.
8. Dos cosas hay que considerar en el ejemplo al que, creo, usted hace referencia: primero hay que fijarse en la función sintáctica que desempeña el pronombre y, en segundo lugar, el género y el número gramatical de la palabra a la que se refiere. En ocasiones se corre el riesgo de aparecer agramatical con tal de que las ideas aparezcan un poco más claras.
9. No enseño ni doy lecturas en español, sino en inglés. Ciertamente este es un error “de dedo”, que no cambia el sentido de la expresión. Por cierto, ¡gracias por corregir a un errado!
10. ¿Qué tiene que ver la obra cumbre cervantina con definiciones gramaticales? Este no es el punto. Además, si se me ha de someter a tan riguroso tratamiento analítico desde el punto de vista de la gramática, especialmente sintáctico, creo que mi participación en este blog no es ni el lugar ni el modo de hacerlo.
11. Hay varias teorías acerca del “error” a que usted hace referencia; algunos señalan que es solo un error tipográfico, otros que es una especie de broma de Cervantes. Aún más, otros consideran que no hay tal error y que tal vez se trate solo de un caso de metátesis. Finalmente, otros anteponen el error en la narrativa y la secuencia de la historia del burro de Sancho Panza (creo que usted sabe a qué me refiero). Y no, no descubrí el error por haber leído la novela ocho veces (lo confieso humildemente, mi inteligencia no da para tanto – además que leí el libro por placer, no para corregirlo o encontrarle errores); gracias a una lectura durante el curso me enteré de esta información y mas “trivia” o trivialidades propias de la quijotesca historia. Si le interesa, le puedo recomendar varios libros y ensayos que tratan sobre este punto específico. He aquí dos ejemplos: “Cervantes: Don Quixote Landmarks of World Literature”, de Anthony J. Close, así como “The Cambridge Companion to Cervantes”, editado por Anthony J. Cascardi.
12. Armando Fuentes Aguirre, quien también escribe bajo el seudónimo “Catón”, es quizás el periodista mexicano más leído en la actualidad. Sus columnas se publican diariamente en más de ciento cincuenta periódicos en México. Por cierto, no comprendo a que viene la sugerencia de que los premios recibidos por alguien (en este caso un autor) le añadan algún valor intrínseco a su trabajo. ¿Será esto solo un dejo de esnobismo de su parte?
13. Humildemente he de reconocer mi capacidad para hacerlo. Sin embargo, como mencioné líneas arriba, no revisé ni edité mis aportaciones con tanto detalle porque no estoy escribiendo para ser publicado, sólo para participar en una discusión on-line. Acepto su observación y me propongo poner un poco mas de atención al asunto.
14. Lea mis entradas después de leer el texto completo de Pedro Miguel para entender el tono de mi respuesta. Si “lo que decimos de los demás [,] nos retrata con mayor fidelidad a nosotros mismos” es siempre verdad, se verían muy limitadas las posibilidades de descripción, dialogo, intercambio y argumentación con los demás. Creo que esta posibilidad ocurre en ciertos casos, pero no es un principio universal.
15. Espero que esta respuesta satisfaga su demanda de respuesta a “los lectores de Pedro Miguel”. Por favor lea mis entradas (especialmente la ultima) para que vea los argumentos que propongo. Además, solamente me he limitado a responder a lo planteado en la columna “Las Campanas Violentas” y al intercambio con Pedro Miguel.
16. Finalmente, creo que las más de dos docenas de preguntas que me plantea se asemejan más a un examen final de preparatoria que a una participación en un medio como este. ¿Cuál es su aportación al tema? ¿Acaso sólo el hacer preguntas? ¿Cuál es su posición acerca de mi uso de la morfología y sintaxis? Perdón, se me pegó un poco el estilo.
Fuera de broma, creo que he respondido a su petición, aun sin ninguna obligación de hacerlo. Espero su opinión y su aportación a la discusión; pero, por favor, que su participación incluya otra cosa que no sean preguntas. Por cierto, erró usted al no usar correctamente un signo gramatical en dos instancias. ¿Podría decir a que me refiero? (Perdon por usar su misma técnica).

José Eduardo Martínez,
así nada mas, sin el “doctor” pues no soy vanidoso
jeduardom@yahoo.com

Roque Nuevo dijo...

Estimado José Eduardo,

¡Dios dame fuerza! !Me muero por irle a contestar!

No se cree. Es broma, sacada de la canción inmortal "Paloma Negra". Significa que juré mantenerme fuera de este lid, hasta que ya no me aguanto más.

Pienso que sí hay que explicarle las bromas y demás recursos literarios, ya que usted tomó uno en sentido literal y de ahí se dio vuelo para lanzar sus acusaciones de mentiroso. Me refiero, por supuesto, al ya famoso "...atrás del Altar Mayor". Me atrevo a decir que Pedro Miguel usó la frase valiéndose de la licencia poética tan generosamente ortogada a los escritores en español. Escribió la frase con intención metafórica (si usted me permite hablar de eso). Significa algo así como los curas usan a la Iglesia y a la relgión para protegerse de las sanciones que la sociedad impondría a conductas anti sociales como las suyas--específicamente, la violación sexual de niños y niñas. Así pues, la frase "el Altar Mayor" no se debe tomar en el sentido literal, sino en el sentido figurado, cuando significa una especie de protección en contra de la ley del país.

Entendido de esta manera, Pedro Miguel no tiene nada que retractar. No tiene que comprobar que hayan curas violando a niños y a niñas dentro de los recintos sagrados de la Iglesia, porque nunca fue su intención decir eso. Lo más seguro que que a él no le importa en dónde se violen a las niñas y a los niños con impunidad por los curas. Se refería a la impunidad que la Iglesia y la religión da a los curas para violar la ley. Usted mismo admite que esto es verdad. Creo que usted está de acuerdo con él en eso. Así que ¿de qué están discutiendo?

Anónimo dijo...

Estimado Roque Nuevo,
Creo que esa” licencia poética tan generosamente ortogada [otorgada] a los escritores en español” a que usted se refiere se aplica a otros géneros literarios distintos al utilizado por Pedro Miguel en su columna. Esa “licencia poética” va como anillo al dedo en obras poéticas o de ficción, no en el caso referido.
Ademas, por favor revise mis entradas para que vea que el asunto no se reduce simplemente a lo que usted ha resumido a un solo episodio.

JEM

Anónimo dijo...

José Eduardo

Está claro, que el asunto que te molesta es una durísima y bien fundada crítica contra el abuso que cometen algunos de los líderes de la iglesia católica. Aceptas por un lado que existen crímenes sexuales cometidos por religiosos al amparo de la buena fe que los miembros de la iglesia les otorgan, pero te pones a pelear con Pedro Miguel y le dices mentiroso por no presentar pruebas de que se hace detrás del altar mayor. Si violan a los niños en la sacristía o en el altar mayor eso no hace diferencia, en ambos casos el delito es el mismo ante Dios y ante los hombres, es un acto miserable, abusivo y cobarde. Ese es el punto que Pedro Miguel denuncia en su artículo, pedir pruebas de si se hizo detrás del altar mayor o en otro lado es una tontería que no vale la pena discutir, pues aunque se realice pueden no existir pruebas de ello. Que si eres doctor o no, que si eres de origen sencillo o no, o que si le falta una tilde a una palabra es defender los vicios de tu iglesia con argumentos leguleyos poniendo atención en tonterías que no valen la pena.

Noé Narváez Uribe

Anónimo dijo...

Noé Narváez Uribe,
Creo que su opinión reduccionista acercan de mi “molestia” no es justa ni integral. Lea por favor mi primera entrada; ahí explico mi postura, que no se reduce a una molestia causada por “una durísima y bien fundada crítica contra el abuso que cometen algunos de los líderes de la iglesia católica”, como lo sugiere usted. Mi opinión no tiene nada que ver con los malos sacerdotes que han abusado a menores en el lugar que fuere, sino a la invasión violenta en un recinto religioso (ie la Catedral Metropolitana) por parte de un grupo identificado con un partido político. Usted es, señor mío, el que recurre a “argumentos leguleyos”, que no yo. No use argumentos reduccionistas para apartar la atención del tema.
José Eduardo Martínez

Anónimo dijo...

He aquí la opinión de “Caton” publicada el 29 de noviembre de 2007; la pongo aquí para que quien “no sabe” quien es Catón le conozca un poco.

El atentado cometido por perredistas en la Catedral de México fue grave, pero más grave aún es el atentado cometido por elementos de la ultraderecha contra la sede del PRD en Chihuahua. Delincuentes que se ostentan como anticomunistas, pero que muestran también indicios de ser fanáticos católicos, arrojaron una bomba molotov a ese local, e incendiaron parcialmente sus oficinas. «No se metan con la iglesia porque se los va a llevar la ching...», decía -rezaba- el mensaje enviado por esos violentos individuos. Podría yo echar a la broma tal acontecimiento, y sugerir al PRD que cierre todas sus dependencias (entre ellas el Gobierno del Distrito Federal) hasta que la Iglesia Católica le garantice por escrito la seguridad de sus instalaciones, pero el asunto es demasiado serio para tomarlo a la ligera. Estamos ante un caso de terrorismo que tiene implicaciones religiosas. Con la Iglesia topó el PRD en el caso de la Catedral. Sin embargo la Iglesia jamás topa con nada, por el poder que tiene, derivado de la actitud reverencial que inspira en un país como éste, cuyo pueblo, a pesar de algunos jerarcas de la propia Iglesia, conserva aun la fe y mantiene sus hondas raíces religiosas. Eso explica por qué el suceso de la Catedral ocupó gran espacio en los periódicos, y abundancia de tiempo en la radio y la televisión, mientras lo ocurrido en Chihuahua pasó casi inadvertido. Ciertamente no puede equipararse la grandeza del máximo templo del catolicismo mexicano con la pequeñez de una oficina política en provincia, pero desde el estricto punto de vista de la ley el delito que en Chihuahua se cometió es más grave que la acción de los violentos perredistas que irrumpieron en la Catedral. Es necesario, pues, que se investigue ese atentado y se aplique a los responsables la pena prescrita por la legislación penal. En caso contrario el fanatismo religioso y las burdas acciones de una ultraderecha con tintes de fascismo podrán llegar a ser nueva amenaza que cause daño a la sociedad civil...

José Eduardo Martínez

Anónimo dijo...

Pedro Miguel,

Al leer algunas de tus entradas me he enterado de que personas inescrupulosas han abusado de este espacio para amenazarte o promover violencia en contra tuya. Por mi parte sólo quiero decir y dejar en claro que repruebo y condeno tales posturas así como sus promotores. El pensar diferente, o tener diferentes religiones, estilos de vida, “filosofías”, plataformas políticas, etc. NUNCA debe ser motivo de violencia; se equivocan los que promueven el recurso a la violencia como camino para solucionar problemas. A tales les pido que revisen la historia de la humanidad y me digan cuantos conflictos sociales, económicos, políticos, religiosos, ideológicos o culturales se han resuelto a base de violencia.
Aunque difiero profundamente con Pedro Miguel en muchos aspectos que ha publicado, especialmente los concernientes a la invasión a Catedral Metropolitana junto con los ataques a la Iglesia Católica, NUNCA he sugerido ni pensado, incitado ni persuadido a la violencia contra él ni contra algún otro semejante.
Va todo mi respeto para Pedro Miguel como persona, como humano, como trabajador que tiene derecho a ganarse el sustento. Como profesionales, como personas con ideas e ideales a veces no solo diferentes sino radicalmente opuestos, seguiré combatiendo a Pedro Miguel en la arena de las ideas y el intercambio intelectual en pos de la verdad.

José Eduardo Martínez