28.8.06
Licenciado Sopa
También encontré un oficio firmado por el Lic. Antonio Sobrado Paz, nacido el 8 de julio de 1939 y cuyo Registro Federal de Causantes quedó cagadísimo. Feliz cumpleaños tardío, Lic. Sopa. Espero que no me cache, como el Dr. Sonrisa, y si me cacha, que no se engorile conmigo.
Pensándolo bien, y en ensayo anticipado de desagravio, es posible que el Licenciado Sopa venga a ser el mismo que el (mucho más célebre) Licenciado Verdad, por más que ni don Ciro Gómez de Silva ni El Buscón de la RAE se hayan enterado que, desde tiempos inmemoriales, "soltar la sopa" quiere decir confesar la verdad y que, por ende, una de las legítimas acepciones del término que designa a la bebida caliente es ese juguetito que tanto les gusta a filósofos, teólogos y lógicos.
“Sopear” no sólo es remojar cosas en bebidas calientes, sino también sondear a alguien o inducirlo a que confiese algo, sea con buenas o con malas artes. Incluso sería posible, al menos en teoría, sopear a alguien sopeándolo, es decir, introduciéndolo en una bebida caliente, en cuyo caso habría que pedir la inmediata intervención de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, no sólo para corregir la infamia contra el escaldado sino también para prevenir que los sobrantes del líquido le fueran servidos a una tercera persona.
Convertido en calle adyacente al Plantón, el Lic. Verdad es de una actualidad soprendente:
“Por la situación de la península, la autonomía de la Nueva España ya se veía como una realidad alcanzable conforme a las leyes establecidas, pues los criollos rescataron la antigua legislación española en la que se hacía constar que en ausencia de la cabeza del estado, la soberanía regresaría al pueblo a través de las Cortes; esta ley sería aprovechada para deslindarse de la tutela española por la vía legal:
Nadie pues á vista de tan respetables opiniones, podría argüir al ayuntamiento de México de infidelidad, ni tendrá frente para decirle que intentó trastornar la constitución Monárquica [...] el cuerpo político representado en el pueblo no intenta destruir su organización, quando en crisis tan funesta como la presente, cuida de conservarse por medios legítimos, aunque desusados.
(Francisco Primo de Verdad y Ramos, Memoria Póstuma)
El principio de la soberanía popular invocada por el Licenciado Verdad, según Vicente Riva Palacio en México a través de los siglos, era ‘tan avanzado que hasta entonces jamás se había invocado [y] sobresaltó a muchos de los circunstantes [...] y todos se apresuraron a impugnarlo’. La Iglesia lo declaró como proscrito y anatemizado, pero los partidos ya estaban tomados: ‘radicalizadas las ideas y polarizadas las opiniones, el Ayuntamiento y con él todo el grupo criollo aspiraba a que Nueva España se gobernase libremente a través de un congreso que representara a la nación y designara a las autoridades que fueran necesarias’.”
Lo más chistoso es que el fragmento anterior pertenece a un discurso pronunciado por el senador panista Manuel Cortina Reynoso, de Aguascalientes, para pedir que se inscribiera con letras de oro, en el muro de honor del Palacio Legislativo de San Lázaro, el nombre de Francisco Primo de Verdad y Ramos.
Es entendible, en todo caso, que el interfecto acortara su nombre, porque el original se prestaba a que lo botanearan y lo llamaran “Primo de a mentiras” .
Y para terminar, y con todo respeto para los abogados, concédanme que la expresión “Licenciado Verdad” es un contrasentido.
(Ya me clavé. Si no les molesta, creo que voy a convertir este choro en una entrega de la columna.)
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4 comentarios:
Sí y por favor que se titule "Licenciado Sopa", que es un título hilarante.
Juega el pollo (en sopa).
¿Derechos Humanos? No, si más bien pareciera que las opiniones respetables obedecieran a una cuestión del ascendente astral o ¿caerán acaso en las estadísticas de las probabilidades?
July: perdón, pero no entendí ni papa.
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